Casas engullidas por las llamas, voraces lenguas de fuego que todo lo arrasaban, con la 'complicidad' de las fuertes rachas de viento, que aceleraban su avance y todo lo llenaban de un humo denso e irrespirable.
Eran escenas de verdadera pesadilla que obligaban a huir, a la desesperada, flanqueados por las llamas y sin apenas visibilidad, a miles de griegos.
Pero con algunas de las principales carreteras cortadas, muchos se encontraron entre la espada, el fuego, y la pared, monumentales atascos. Así que dejaron sus coches, hasta con las llaves puestas, y siguieron a pie.
"Todo el que pudo huir, lo hizo. Pero por ejemplo, al hombre que iba detrás de mí le alcanzaron las llamas y le carbonizaron", explica uno de los testigos.
Esta pareja cuenta lo rápido que sucedió todo. "Corrimos hacia el mar, las llamas nos perseguían hasta el agua", asegura la mujer. "El fuego llegó muy rápido. Fue la primera vez que veía algo así. Éramos como una colmena de abejas en el mar", añade su marido.
Incluso en el mar, el viento fue de nuevo su enemigo y muchos murieron ahogados, arrastrados por la corriente.
"Es horrible ver cómo la persona de al lado se ahoga y tú no puedes hacer nada. No puedes. Es trágico", explica otro de los supervivientes.
Unas 700 personas fueron trasladadas en barco a lugares seguros. Muchos otros no culminaron su huida, a sólo 30 metros de la playa se quedaron 26 personas. Las encontraron abrazadas.
En la región más asolada, los coches o sus propias casas se convirtieron en una mortal ratonera.