Entrenan como auténticos militares. Aprenden a disparar, hacer torniquetes e incluso a lanzar granadas, que es según uno de los alumnos, lo más difícil. En los llamados 'Ejércitos juveniles', los adolescentes rusos se preparan para el combate. Son clubes militares patrióticos en los que, dicen los profesores, enseñan a los más jóvenes a respetar las costumbres y valores rusos.
En la ocupada península de Crimea, les enseñan a montar un fusil en tan solo unos segundos y a seguir las órdenes con absoluta disciplina. También reciben la visita de soldados que combaten en el frente y adornan sus pupitres con sus fotos. En esa mesa sientan a los mejores de la clase. "Es genial que por nuestra escuela, hayan pasado personas tan increíbles" cuenta uno de los alumnos.
No sólo han cambiado las clases. También los libros. Los de Historia han vuelto a imprimirse para incorporar conceptos como "operación militar especial", el modo en que Rusia se refiere a la guerra de Ucrania, o "desnazificación", el argumento con el que Moscú justifica la invasión. Tampoco se libran de la militarización las escuelas infantiles. Niños de 4 o 5 años utilizan el patio en el que antes jugaban para hacer desfiles militares. En Ucrania preocupa el adoctrinamiento de los niños en zonas ocupadas por las fuerzas rusas.