Descrito por los agentes israelíes que lo interrogaron durante horas en prisión como "extremadamente inteligente", Yahya Sinwar, cerebro de los atentados del 7 de octubre, fue elegido este martes nuevo máximo jefe político de Hamás, grupo que en realidad ya dominaba en la sombra desde dentro de la Franja de Gaza.

Sinwar tomará las riendas del buró político de Hamás, en sustitución de Ismail Haniyeh, asesinado hace una semana en Teherán en un ataque atribuido a Israel; tras ejercer con mano de hierro como el jefe del grupo dentro del enclave desde 2017.

En ese puesto, Sinwar era técnicamente el 'número dos' del grupo -solo detrás de Haniyeh que vivía en Qatar y se encargaba de las relaciones diplomáticas-, pero era quien realmente controlaba las decisiones importantes del grupo, aunando poder en las ramas política y militar.

Su elección, contra todo pronóstico, al frente del buró político, confirma el cambio estratégico del grupo que él mismo impulsó desde dentro del Gaza, en el que la vertiente militar ha fagocitado a la política. De hecho, fue la vertiente militar -representada por él y Mohamed Deif- la que planeó el ataque del 7 de octubre, y la rama política, incluido Haniyeh, solo se enteró cuando el plan estaba avanzado.

También Sinwar ha sido quien tenía la última palabra, siempre con posturas duras, en las conversaciones para lograr un alto el fuego, que fracasaron por enésima vez la semana pasada, aunque Haniyeh, de talante más pragmático y diplomático, ejerciera como jefe negociador.

Tanto el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como líderes militares, se han referido a Sinwar desde que comenzó la guerra como un "hombre muerto andante", pero el líder islamista ha eludido ser atrapado en varias ocasiones desde octubre, moviéndose como pez en el agua entre la amplia red de túneles subterráneos del grupo. Incluso el Ejército ofreció en diciembre 400.000 dólares a los gazatíes que informen sobre su paradero, en octavillas lanzadas por aire tanto en Gaza como en Jan Yunis, donde las tropas rodearon una de sus residencias, sin rastro de él.

El más buscado de Hamás

Es el miembro de Hamás más buscado, por el que más dinero han llegado a ofrecer, solo seguido de Mohamed Deif, jefe militar de las Brigadas al Qasam -brazo armado de Hamás-, al que Israel mató en un ataque en Mawasi el pasado 13 de julio. Poco se sabe de él desde el inicio de la guerra.

La rehén Yocheved Lifshitz, de 85 años, liberada a las dos semanas de su cautiverio, indicó que Sinwar visitó a varios secuestrados retenidos en un túnel pocos días después del ataque y les dijo en un correcto hebreo que allá se encontraban seguros.

Las autoridades israelíes no tienen duda de que Yahya Sinwar, que representa la línea dura y beligerante de Hamás, fue quien planificó el dedillo el ataque en Israel, país y sociedad que ha estudiado minuciosamente ayudado por su dominio del hebreo que aprendió en sus casi 23 años en una cárcel israelí.

"Es una persona muy inteligente que invirtió en su desarrollo intelectual y en una comprensión profunda de la sociedad israelí", afirmó Betty Lahat, ex directora de la prisión Hasharon donde estuvo Sinwar. Fue sentenciado a cuatro cadenas perpetuas por Israel en 1989 por planear el secuestro y asesinato de dos soldados israelíes y cuatro palestinos "colaboracionistas" al frente de los servicios de seguridad de Hamás, pero fue liberado en 2011 como parte de un canje de 1.047 presos palestinos por la devolución del soldado israelí Gilad Shalit.

Nacido en Jan Yunis, bastión de apoyo palestino a la organización de los Hermanos Musulmanes, Sinwar fue arrestado por primera vez por Israel en 1982, con 19 años, por "actividades islámicas", época en la que se ganó la confianza del fundador de Hamás, el jeque Ahmed Yassin.

Dos años después de la fundación de Hamás en 1987, Sinwar creó la temida división de seguridad interna del grupo, Al Majd, guardiana de la "moralidad islámica" y azote de cualquier sospechoso de colaborar con Israel. Según los funcionarios israelíes que lo interrogaron en prisión, Sinwar confesó orgulloso haber asesinado con sus propias manos a 12 colaboracionistas y en su estancia en la cárcel demostró sus dotes de liderazgo con una mezcla de magnetismo y de infundir miedo