Estados Unidos decide su futuro en las urnas. Los candidatos a la Presidencia de la primera potencia mundial, Kamala Harris y Donald Trump, han cerrado ya una ajustadísima campaña con una jornada maratoniana de actos electorales en estados clave para la contienda electoral. Concluye así una carrera hacia la Casa Blanca absolutamente inédita, marcada por los intentos de asesinato contra Trump y la retirada de Joe Biden.
El expresidente republicano lo ha hecho prodigándose en Carolina del Norte, Pensilvania y Míchigan, donde eligió como escenario la localidad de Grand Rapids, en la que ya concluyó sus anteriores dos carreras a la Presidencia: en 2016, cuando venció a Hillary Clinton, y en 2020, cuando perdió ante Biden.
La actual vicepresidenta y candidata demócrata, por su parte, concentró sus esfuerzos en un único estado: Pensilvania. Estrellas como Lady Gaga, Ricky Martin o la presentadora Oprah Winfrey arroparon a Harris en su último mitin, mientras que el perfil de los teloneros en el de Trump no tuvo renombre y quedó en manos principalmente de políticos locales. La espectacularidad del escenario demócrata contrastó además con la modestia del estadio Van Andel Arena donde el republicano ubicó el suyo.
Mítines en los estados 'bisagra'
Los dos aspirantes a ocupar el Despacho Oval necesitan el voto de 270 de los 538 compromisarios del Colegio Electoral para hacerse con la victoria en las elecciones de este 5 de noviembre, pero la Presidencia de EEUU se juega en realidad en siete estados: Pensilvania (19 delegados), Carolina del Norte (16), Georgia (16), Míchigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6).
Harris parece tener asegurado el apoyo de 226, por lo que necesitaría solo 44 más, y Trump parte con 219, según las previsiones de la cadena 'CNN', así que no es casualidad que sus esfuerzos en la recta final de la campaña se hayan concentrado en los llamados 'estados bisagra'. En Pensilvania, el único en el que han coincidido, ambos candidatos han visitado localidades de mayoría latina en un último intento de busca del voto hispano, que podría decantar la balanza.
Harris apela al sueño americano y Trump carga contra los migrantes
La vicepresidenta estadounidense pidió el voto masivo masivo con un mensaje optimista en el que apeló al sueño americano y "quienes empiezan como los menos favorecidos y escalan hasta la victoria". Ponía así el broche final a una abrupta campaña, en la que ha logrado dar la vuelta a las encuestasal tomar el relevo del todavía presidente Biden, que se retiró tras semanas de cuestionamiento dentro de su propio partido después de su desastroso desempeño en el primer debate presidencial.
"Estados Unidos, empezamos esta campaña hace 107 días y desde el principio, la nuestra no ha sido una lucha contra algo. Ha sido una lucha por algo", reivindicó. "Me he pasado la vida luchando por la gente que ha sido herida y descartada, pero que nunca deja de creer que en nuestro país todo es posible. He vivido la promesa de Estados Unidos y hoy veo que la promesa de Estados Unidos está en todos los que están aquí. En todos vosotros. Somos la promesa de América", proclamó.
Trump, por su parte, volvió a blandir su ya habitual discurso antiinmigración, haciendo gala de retórica xenófoba y prometiendo "rescatar a cada ciudad y pueblo que ha sido invadido y conquistado". Además, se mostró convencido de que ganará los comicios: "Creo que deberíamos poder hacerlo con bastante facilidad. Está totalmente en nuestras manos", esgrimió el exmandatario.
Un discurso en el que Trump criticó la lentitud de las máquinas que leerán los resultados electorales. "¿Qué diablos está pasando dentro de esas máquinas? Queremos la respuesta mañana, esta noche", aseveró, en su constante interés en poner en duda los resultados, que por los márgenes ajustados en varios estados podrían tardar días en llegar.
[[H2:Una ajustadísima contienda y un país blindado]
La campaña demócrata augura unas elecciones "increíblemente ajustadas" y ha pedido calma ante el recuento de votos. La media de sondeos efectuada por la web FiveThirtyEigtht da a Harris una ventaja de 1,2 puntos, con el 48 % de las intenciones de voto, pero en los estados clave ese margen cuestiona esa hipotética victoria. En Pensilvania están empatados y en Carolina del Norte Trump está en cabeza por un solo punto.
La posibilidad de que se desaten episodios de violencia ha llevado al país a blindar no solo sus centros electorales y edificios simbólicos como la Casa Blanca, sino que incluso algunos comercios y restaurantes han tapiado sus entradas.
Entretanto, la cúpula republicana sigue sin aceptar los resultados de 2020 y en este ciclo ha alentado de nuevo el fantasma del fraude. Este lunes el Comité Nacional Republicano, a modo de ejemplo, demandó a la comisión electoral de Milwaukee por el plan de la ciudad de reducir la presencia de observadores.
Unos 244 millones de estadounidenses están llamados a las urnas este martes. De ellos, 80 millones han ejercido su derecho al voto por adelantado, según el recuento de la Universidad de Florida.
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Se cierra así una campaña inédita, en la que a la renuncia a la reelección de Biden en julio se sumaron dos intentos de asesinato contra Trump, que a su vez ha hecho historia por los juicios en su contra, dos de ellos, en Washington y Georgia, por intentar revertir los resultados de 2020 y otro en Nueva York donde fue declarado culpable de falsificación de registros comerciales.