Es una de las imágenes que ha ocupado portadas internacionales. Una mujer, sus dos hijos y un voluntario de la iglesia yacen inertes sobre el suelo. Son Tetiana Perebyinis (43 años), Mykyta (18), Alisa (9) y Anatoly Berezhnyi, un voluntario de 26 años. Una masacre de civiles en la invasión de Rusia a Ucrania. Serhiy Perebyinis, el padre y único superviviente de la familia, supo del asesinato de su familia al ver las imágenes en redes. Ahora cuenta su historia en The New York Times. Lynsey Addario, la misma fotógraba que recogió con su cámara el horror de esta familia, le fotografía ahora. Un hombre con la mirada vacía. Ya no tiene "nada que perder", explica Perebyinis al diario. Esta es su historia.
Se conocieron en secundaria, comenzaron a salir un par de años después y se casaron en 2001. Vivían sin problemas económicos en la ciudad de Irpín, cercana a Kiev, juntos a sus dos hijos y dos perros. Ella era contable y él programador informático. Originario de Donestk, Serhiy había ido unos días a cuidar a su madre, enferma de Alzheimer. Tetiana y los niños seguían con su rutina. Su vida era como la de otros muchos.
Pero la guerra llegó. A finales de febrero Rusia invadía Ucrania. Tras la incertidumbre de los primeros días, una noche un proyectil impactó sobre el edificio en el que vivían y Tetiana se trasladó con sus hijos al sótano. Era el momento de huir, pero necesitaban un plan. Las tropas rusas estaban cerca. En un primer intento de escapar en su minivan el sábado, vieron un tanque ruso pasar y esperaron. Al día siguiente se pusieron en marcha de nuevo. Recogieron a los padres de Tetiana y se unieron a un grupo de evacuación de la Iglesia. Por el camino tuvieron que abandonar su furgoneta y seguir a pie. Su objetivo era llegar primero a Kiev y luego desde allí irse juntos a un lugar seguro.
Serhiy recuerda las últimas palabras que le dijo a su esposa por teléfono: "Perdóname porque no pude defenderte". "No te preocupes, saldré de esto", le contestó ella. Pero no pudo cumplir su promesa.
Serhiy no volvió a saber nada de su familia hasta que una publicación en redes le cambió la vida. Cuatro cadáveres destrozados por la metralla. Una mujer, un adolescente y una niña destrozados por la metralla. Junto a ellos, una maleta azul con ruedas, una maleta gris y algunas mochilas. Una de las maletas está abierta. Serhiy reconoce una camiseta de niña rosa, ropa deportiva, calcetines... Es su familia.
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Intentaron cruzar el puente en Irpín. Un proyectil ruso les impactó de lleno. Se suponía una ruta de escape segura para los civiles en unas horas de la tregua alcanzada con Putin. Pero las tropas rusas no respetaron el alto el fuego.
Sus cuerpos se desplomaron junto a un monumento a los caídos de la Segunda Guerra Mundial en Irpín. En su placa se lee: "Memoria eterna a los que cayeron por la patria en la Gran Guerra Patria".