Un "rayo de luz" en medio del horror
La historia de Olga Dorójina, una 'madre' rusa que secuestró a una niña ucraniana en el marco de la guerra de Putin
Los detalles Dorójina, quien perdió a su hijo en el frente, relata cómo una niña ucraniana secuestrada por las fuerzas rusas llena el vacío de su vida, mientras la tragedia de miles de niños robados sigue sin solución.

En un encuentro con el presidente ruso, Olga Dorójina, una mujer rusa que perdió a su único hijo en la guerra, comparte su historia de "reencuentro" con lo que ella considera una "rayo de luz" en su vida: una niña de cuatro años, que no es su hija biológica, sino una de las miles de menores secuestrados por las fuerzas rusas en Ucrania.
Dorójina, quien perdió a su hijo mayor, un soldado de Putin que murió en el frente en 2022, cuenta cómo durante un viaje humanitario a la ciudad ucraniana de Jersón, se encontró con la niña, a la que ahora considera parte de su familia. En un encuentro con Putin, la mujer le relató al presidente que la pequeña le ha traído algo de felicidad a su hogar.
"Durante nuestro primer viaje humanitario a Jersón, encontramos a nuestra hija allí. Ahora ya tiene una familia", dijo emocionada Dorójina. Putin, complacido con la historia, le preguntó: "¿Cuántos años tiene?" "Cuatro. Ha devuelto un poco de felicidad a nuestra casa", respondió Olga.
Sin embargo, detrás de las emotivas palabras de Dorójina, se esconde una realidad oscura. La niña, secuestrada por las fuerzas rusas durante la ocupación de Jersón, fue llevada de forma ilegal a territorio ruso, y ahora la mujer busca obtener la tutela oficial de la menor.
A pesar de las apariencias, la historia de Olga no es una de consuelo, sino de despojo. Su hijo fue soldado de las fuerzas rusas y murió en combate, y ella se unió a una organización involucrada en misiones humanitarias sospechosas en los territorios ocupados. En uno de esos viajes, la mujer decidió llenar el vacío dejado por su hijo con la niña ucraniana.
"Es nuestro pequeño rayo de luz, ¿sabe?", comentó, sin reconocer que esa luz, robada de una familia ucraniana, simboliza uno de los crímenes más crueles de la ocupación rusa.
Se estima que hasta 20.000 niños ucranianos han sido secuestrados por las fuerzas rusas en los últimos tres años de conflicto. La historia de Olga Dorójina es solo una de las muchas trágicas consecuencias del robo de menores en un conflicto que sigue dejando cicatrices profundas y humanas.