La guerra en Ucrania está dejando imágenes sobrecogedoras e historias humanas que desgarran el corazón. Es el caso de los niños enfermos de cáncer que viven en el hospital Okhmadet de Kiev.
Estos pequeños, junto a su madres y familiares, han tenido que ser trasladados a un sótano para preservarse de los ataques de las tropas rusas, que asedian la capital ucraniana.
El personal del hospital ha asegurado que quiere que el mundo sepa lo que está sucediendo allí. Entre las madres se encuentra Maryna, cuyo hijo de nueve años sufre un cáncer en la sangre que requiere tratamiento regular.
"Hay bombardeos, sirenas, tenemos que ir abajo", ha explicado a la agencia de noticias Reuters. "Aquí también recibimos tratamiento, medicamentos que tenemos, pero necesitamos más alimentos… cosas básicas. Necesitamos paz", explica.
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Su hijo se llama Vasily y le podemos ver tumbado en un sillón verde en ese búnker improvisado: necesita escapar de los ataques rusos, pero también es vital seguir con su tratamiento contra el cáncer.
Hasta el momento el hospital se ha librado del bombardeo que ha llegado a las afueras de la ciudad, aunque el personal dijo haber escuchado disparos en los últimos días. En el búnker subterráneo, decenas de niños y sus padres duermen sobre colchonetas, algunos necesitados de oxígeno adicional y otros conectados a goteros.
Allí los pequeños enfermos sostienen hojas de papel con las palabras "no a la guerra" y se dejan fotografiar por los periodistas que acuden para narrar su historia.
En ese hospital también hay dos gemelos recién nacidos. En las fotografías que llegan desde Kiev se les puede ver descansando también en ese sótano. Además hay madres acompañando a sus hijos, que no tienen más opción que refugiarse allí.