Miles de supervivientes aguardan alimentos, agua y tiendas de campaña tras perder sus hogares en el terremoto de magnitud 6,9 que golpeó la isla de Lombok, en la región central de Indonesia y causó más de 130 muertos y unos 200 heridos.
Miles de turistas, incluidos decenas de españoles, van saliendo poco a poco de la isla en barcos y vuelos, tras acampar con cartones y mantas en el aeropuerto o en las playas de Lombok desde que golpeó el terremoto.
Los muertos son todos indonesios y entre los heridos hay siete extranjeros: un danés, un estadounidense, una británica, un francés, una belga, una checa y una surcoreana. El portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, dijo ayer que se espera que aumente el número de muertos.
La mayoría de las víctimas mortales ocurrieron en el norte de Lombok, donde numerosas casas y mezquitas se derrumbaron y los servicios de emergencia se esmeran en encontrar supervivientes o recuperar cadáveres.
En la carretera que lleva al norte de la isla se pueden ver las bajas construcciones derrumbadas y a vecinos pidiendo dinero para ayudar a las víctimas con cajas de cartón.
Decenas de heridos son tratados en tiendas de lona improvisadas junto al hospital de Tanjung, en el noroeste de la isla, ya que el centro resultó dañado por el temblor y fue desalojado.
La ayuda ha llegado a muchos de los supervivientes, pero aún hacen falta alimentos, agua y tiendas de campaña en lugares de difícil acceso.
Lombok, surcada por campos de cultivo y jungla tropical y dominada por el volcán Rinjani, tiene unos 4.500 kilómetros cuadrados y está situada junto a la turística isla de Bali, donde el seísmo causó dos muertos.
Frente a Lombok se encuentran la pequeñas islas Gili Air, Gili Meno y Gili Trawangan, de donde tuvieron que ser evacuados unos 7.000 turistas tras el terremoto, al que han seguido cerca de 250 réplicas.