El sudeste de Australia, gravemente afectado por los devastadores incendios, se ha visto sorprendido por tremendas granizadas que han obligado a los ciudadanos a refugiarse.
La Oficina de Meteorología del país ya ha lanzado una alerta por "tormentas severas" en gran parte de Nueva Gales del Sur, una de las áreas más afectadas por el fuego, que ha arrasado cerca de 12 millones de hectáreas, además de ocasionar la muerte de casi una treintena de personas.
Las autoridades australianas han alertado de que las fuertes precipitaciones que se esperan también caerán sobre el sur del estado de Queensland y en muchas zonas de Victoria, creando incluso riesgo de más inundaciones, después de las producidas en ciertas zonas de Melbourne durante el fin de semana.
La lluvia ha caído en los tres estados afectados por los incendios forestales en los últimos días, lo que ha proporcionado cierto alivio a los bomberos, quienes llevan desde enero enfrentándose sin descanso a las llamas.
A la espera de nuevas precipitaciones, los habitantes de Nueva Gales del Sur se acostaron la noche del domingo bajo una enorme tormenta de polvo que, según la Oficina de Meteorología, alcanzó velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora, en especial en la ciudad de Dubbo.
Mientras tanto, tal y como han ido informando a lo largo de los últimos días los bomberos, en Nueva Gales del Sur todavía existen 68 incendios activos, mientras que en el estado de Victoria son 27, todos ellos bajo el nivel de "emergencia".