Quiere crear una batalla ideológica
Los intereses de Musk para apoyar a la ultraderecha: desde favorecer sus negocios a querer crear el caos
¿Por qué es importante? El magnate sudafricano ha apoyado en su cuenta de X a líderes de partidos ultraderechistas como de Farage en Reino Unido o de Alice Weidel en Alemania. Los expertos apuntan a varias hipótesis de esta estrategia, entre ellas la de favorecer sus negocios.
¿Qué busca Elon Musk con su nueva cruzada apoyando a la ultra derecha? Los expertos apuntan a varias hipótesis. Por un lado, favorecer sus negocios, la batalla económica. Otra, la batalla ideológica, está borracho de poder. Y luego a nadie se le escapa que no es un tipo muy estable: adora crear el caos.
Elon Musk se mueve, dicen los que saben y quienes le conocen, entre la monomanía, la megalomanía y un poder real desmedido. Esto es, que sólo hay unas ideas correctas (las suyas), que no le importa mucho lo que haya que hacer para imponerlas y tiene el dinero para hacerlo.
La economía es, precisamente, lo más tangible que puede explicarle. Incrustarse en Gobiernos, como ha hecho en EEUU, beneficia sus negocios: minar el empleo público, ganar contratos y cargarse regulaciones que le estorban.
La periodista especializada en tecnología y poder, Marta Peirano, explica a laSexta que el magnate sudafricano "tiene muchos intereses acumulados en Europa y gran capacidad de hacer lobby".
Argemino Barro, corresponsal de laSexta en Nueva York, indica que Musk cree que ayudar a conquistar el poder a estos partidos nacional-populistas "le ayudará a inmunizar sus negocios en el futuro de potenciales esfuerzos regulatorios europeos y así continuar amasando riqueza".
De esta manera, el periodista especializado en tecnología, poder y derechos digitales de eldiario.es, Carlos del Castillo, hace hincapié en que "sólo en Italia está negociando con Meloni un contrato de 1.500 millones".
Pero no es eso sólo. Hay también un componente ideológico. El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Óscar Vara, cuenta que "existe en él una vocación de impulsar una lucha cultural contra la ideología progresista."
Musk ha ido escorándose progresivamente, entre otras cosas, imbuido del tecnoautoritarismo de Silicon Valley. Peirano insiste en que si "ha sido capaz de comprar el poder político más importante del mundo occidental, puede comprar otros".
Y aquí entra en juego su personalidad, egocéntrica y maníaca. Tal y como explica Argemino Barro, "su biógrafo dice que es adicto al drama, al caos; que cuando las cosas marchan bien, él les da una patada para cambiarlas y ver qué pasa".
Poca broma, porque al final, dice el periodista Carlos del Castillo, que lo que pretende Musk es "recortar los derechos de millones de personas". Todas, fundamentalmente, las que no pasen por el aro de sus ideas y negocios.