Irán estudia qué respuesta dar, intera y externa, ante los fallos en su seguridad que han permitido el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniye, en un ataque en Teherán atribuido a Israel, que aún no se ha pronunciado. Muy pocos en el país conocían dónde se alojaba Janiyeh y sospechan que podría haber un topo entre los suyos.
Tal atentado en un evento de tal magnitud deja muy mal a la República Islámica, pues Janiyeh se alojaba en un edificio de la propia Guardia Revolucionaria. Esta situación avanza una purga en los servicios de inteligencia y seguridad iraníes por parte de su presidente recientemente elegido, presidente de Irán, Masud Pezeshkian. El régimen de los ayatolás tendrá quiere hacer su demostración de fuerza.
Más allá de purgas internas, los iraníes han prometido represalias ante este ataque que consideran "terrorista", como apuntó el embajador iraní ante Naciones Unidas: "Irán se reserva el derecho a defenderse". La primera opción de respuesta serían ataques selectivos y limitados contra objetivos y bases militares de Israel, con drones y misiles, como ya vimos en abril después de que Israel (a todas luces) atacara la embajada iraní en Damasco.
La segunda, más preocupante, sería sumar las milicias de otros países, como los hutíes de Yemen, y ampliar los ataques. Contra Israel, golpes multilaterales. De momento, los altos mandos iraníes van a reunirse con sus aliados de Irán, Yemen, Siria o Irak. Otra mecha más que prende en el polvorín de Oriente Medio.