Las tropas de Ucrania recuperaron el lunes el control de Irpín, una pequeña ciudad dormitorio a las afueras de Kiev. Pero si esperaban retomar el control de una urbe, lo que se han encontrado es una población fantasma.
Esta localidad dormitorio, a tan solo 8 kilómetros de Kiev, se había convertido en el principal frente en la ofensiva rusa hacia la capital ucraniana. "Tenemos buenas noticias hoy: Irpin ha sido liberada", anunciaba el alcalde Oleksandr Markushyn en una publicación de video en Telegram. "Entendemos que habrá más ataques en nuestro pueblo y lo defenderemos con valentía", comunicó entonces el regidor.
Pero lo que hay para defender son escombros, edificios derruidos y cadáveres de civiles en las calles, muchos de los cuales muertos a causa de los bombardeos rusos.
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En las imágenes obtenidas por la agencia Reuters, que ha podido acceder a la ciudad, se ve el estado en el que ha quedado la urbe. Los cascotes, árboles rotos y la destrucción llenan ahora las calles. Los coches, abandonados, dan cuenta de los impactos de las bombas y los misiles.
Los parques infantiles aparecen llenos de cascotes y escombros, con las casas que lo rodean negras por las llamas provocadas por los bombardeos y los misiles rusos.
Precisamente Irpín fue el escenario de uno de los momentos más crudos de la guerra en Ucrania. Las tropas rusas bombardearon un puente que estaba siendo utilizado por refugiados que huían de la guerra, provocando la muerte de al menos ocho civiles, entre ellos una familia entera, los padres y dos hijos.
Las primeras bombas cayeron a poca distancia del puente, aunque después se fueron acercando a la multitud de civiles, muchos de los cuales no pudieron huir. Una de las bombas cayó sobre una familia de una, madre, un hijo adolescente y una niña pequeña, acompañados de un joven voluntario que las acompañaba en su huida. La madre y los niños murieron en el acto.