El norte de la Franja de Gaza ha vivido los últimos 23 días un terror absoluto: Israel ha matado a alrededor de 1.000 personas. La desesperación se apodera de los gazatíes, mientras hay un nuevo intento de un alto el fuego en una reunión al más alto nivel en Doha (Qatar).

Hacía dos meses que las partes no se sentaban a hablar y este lunes la delegación negociadora israelí en Doha está dando señales "positivas" de que una posible tregua en la Franja de Gaza también conduzca a un cese de las hostilidades y un "acuerdo político" en el Líbano. Sin embargo, la realidad en el norte de Gaza es demoledora ya que en solo 23 días Israel ha matado a cerca de 1.000 personas en una ofensiva por tierra y aire, según las autoridades sanitarias de la Franja.

El padre de Zina es uno de los ejemplos de la dureza de la situación. El hombre, derrumbado y roto de dolor, carga con ella en brazos y se resiste a despedirse de ella. La pequeña estaba haciendo cola para conseguir unas galletas cuando el Ejército israelí ha acabado con su vida.

Pero Zina no es la única vida inocente con la que ha acabado Israel. Muchos de estos niños se refugiaban en el campamento de al Shati, que Tel Aviv ha bombardeado indiscriminadamente en su afán de arrasar el norte de Gaza. Un norte en el que aún permanecen atrapados bajo las bombas 100.000 personas que se han resistido a emprender como cientos de familias un enésimo éxodo.

"Nos obligaron a ir al oeste de Gaza. Nos fuimos. Caminamos, arrastrándonos, nosotros y nuestros hijos", cuenta Amna Mustafa, una mujer desplazada en Jabalia. Y es que el Estado judío ha dejado este lado de la franja sin medios, sin recursos, ni siquiera médicos en los hospitales. Asaltaron el hospital Kamal Adwan tras días de cerco militar armados en las salas de espera y las habitaciones que deberían acoger pacientes.

Su director Hussam Abu Safiyah, capturado por Tel Aviv, ha sido liberado y al regresar al centro descubría que su hijo estaba muerto. "Todo lo que hemos construido, lo han quemado. Quemaron nuestros corazones. Mataron a mi hijo", relata entre lágrimas. Su pequeño es uno de los 1000 civiles asesinados estos días por Israel.