Muere a los 96 años
Jean-Marie Le Pen, el viejo caudillo ultra en Europa que dijo que las cámaras de gas fueron solo "un detalle" de la Segunda Guerra Mundial
El perfil del ultraderechista Racista, xenófobo, negacionista y antisemita, llegó a decir, por ejemplo, que las cámaras de gas fueron solo "un detalle" de la Segunda Guerra Mundial.
El fundador del Frente Nacional francés y durante muchos años faro de la ultraderecha de toda Europa, Jean-Marie Le Pen, ha muerto este martes a los 96 años.
En algunos lugares de París se ha celebrado su muerte, centenares de personas se han concentrado con carteles de "un racista menos" y con mensajes contra el fascismo.
El controvertido patriarca de la ultraderecha francesa, de familia acomodada, ascendió en política en los años 50 del siglo pasado, llegando a diputado en dos etapas separadas por un cuarto de siglo y siendo entremedias eurodiputado, sin ser él especialmente europeísta.
Su agenda declaradamente filonazi -"los franceses primero", lema pionero- le granjeó varias condenas judiciales. Racista, xenófobo, negacionista y antisemita, llegó a decir, por ejemplo, que las cámaras de gas fueron solo "un detalle" de la Segunda Guerra Mundial.
Su gran logro político (como presidente del Frente Nacional durante casi 40 años) fue que por primera vez la extrema derecha pasara a la segunda vuelta de unas presidenciales en Francia. Fue en 2002, tras superar al socialista Lionel Jospin. Un escalofrío recorrió Francia y Europa y Le Pen acabó perdiendo holgadamente ante el conservador moderado Jacques Chirac. Gracias a que éste recibió incluso el voto de muchos socialistas con tal de que el "viejo caudillo" no ganara.
15 años tuvieron que pasar para que se repitiera el hito. A manos ya de su tercera hija, Marine, a la que había colocado en el partido y que había acabado expulsándole de él. Marine tomó las riendas del Frente en 2011 y después le despojó hasta del título de presidente de honor por su rampante antijudaísmo.
Desde entonces, este viejo caudillo no hizo más que radicalizarse: prácticamente dejó de hablarse con su hija -sin dudar se enfrentaba públicamente con ella, eso sí- y llegó a unirse al Movimiento Neofascista Europeo. Solo cuando se apartó de la vida política, en 2019, y cuando tuvieron que hospitalizarle varias veces por problemas cerebrovasculares hicieron las paces.
Y aunque nunca tuvo responsabilidades de gobierno, este "antediluviano irredento confeso" fue el gran catalizador para que mensajes ultras -siempre hablando de "decadencia" y "desbordamiento migratorio"- prendieran en la sociedad francesa.