Un jurado de Colorado (EEUU) ha declarado este jueves al agente de policía Randy Roedema culpable de homicidio por negligencia criminal en la muerte en 2019 de Elijah McClain, un joven negro de 23 años que murió tras ser sujetado bruscamente e inyectado con el sedante ketamina.
Los agentes de Aurora Randy Roedema y Jason Rosenblatt fueron juzgados en el primero de los tres juicios por la muerte de McClain. En total, tres policías y dos sanitarios han sido acusados de la muerte de McClain. Los fiscales argumentaron durante todo el juicio que los agentes maltrataron innecesariamente a McClain cuando le dieron el alto y que dieron información falsa, lo que contribuyó a que los sanitarios le administraran una gran dosis de ketamina.
Los abogados de los acusados argumentaron durante el juicio que fue la ketamina la que mató a McClain y que los médicos fueron los únicos responsables. Un informe revisado de la autopsia en septiembre de 2022 concluyó que McClain murió por "complicaciones de la administración de ketamina tras una contención forzosa".
Todo ocurrió cuando en 2019 un vecino llamó a la Policía para avisar de que McClain estaba actuando de forma sospechosa mientras caminaba hacia su casa en el suburbio de Aurora, en Denver. McClain, según las grabaciones obtenidas durante la investigación, fue sujetado por los brazos, puesto contra una pared y luego sometido en el suelo mediante una técnica de control conocida como "restricción carotídea", que bloquea el paso de la sangre al cerebro y puede causar un breve período de inconsciencia.
Después, los sanitarios le inyectaron ketamina al joven, que ya entonces estaba esposado. La acusación indicó que no revisaron sus signos vitales ni monitorearon a McClain adecuadamente después de administrarle la droga. El joven fue trasladado inconsciente a un hospital, donde le fue retirado el soporte vital y murió el 30 de agosto de 2019.