Kamala Harris pasa al ataque. La vicepresidenta y candidata demócrata ha logrado llevarse a Donald Trump a su terreno durante buena parte de un debate con más confrontación que propuestas, en el que ha logrado provocar al expresidente republicano, que ha entrado al trapo una y otra vez y por momentos ha perdido la compostura.

Un cara a cara decisivo -el primero entre ambos y, de momento, el único previsto en esta campaña- del que Trump tampoco ha salido particularmente mal parado: el magnate, atrincherado en el buloy la descalificación, ha hablado para su parroquia, lanzando sus ya habituales mensajes xenófobos y antiinmigración.

Un duelo en el que la vicepresidenta le ha lanzado varios cebos, atacando su ego, y él ha picado de lleno. No ha sido hasta su intervención final cuando Trump ha logrado trasladar con más contundencia uno de sus mensajes más potentes: identificar a Harris con Biden. La candidata, a su vez, ha querido marcar perfil propio: "Claramente no soy Joe Biden y ciertamente no soy Donald Trump".

Atrás ha quedado, en cualquier caso, la desesperación demócrata tras el desastroso desempeño del todavía presidente en el debate de junio, al que seguía un verano de infarto, marcado por la retirada de Biden de la carrera presidencial, la campaña relámpago de Harris y el intento de asesinato de Trump.

Trump agita bulos sobre aborto y migrantes

Filadelfia, cuna de la Constitución de Estados Unidos, en el estado clave de Pensilvania, ha sido el escenario elegido para un debate tan trascendente como inusual, en un momento en que las encuestas dibujan un escenario muy reñido de cara a las elecciones presidenciales.

Esta vez sí ha habido apretón de manos -brilló por su ausencia en la cita entre Biden y Trump- y es Harris quien lo ha buscado: la candidata demócrata se ha dirigido decidida al atril de su contrincante y le ha extendido la mano, que el magnate republicano ha estrechado.

Aunque la dinámica del debate, sin 'micrófonos calientes' -apagados durante el turno de palabra del rival- en principio iba en detrimento de Harris, fiscal de carrera, la vicepresidenta ha sabido acorralar al exmandatario, que se ha puesto a la defensiva.

Un cara a cara de alto voltaje en el que han salido a colación asuntos clave como el aborto, un momento en el que Harris sentenciaba que Trump "no puede decir a una mujer lo que puede hacer con su cuerpo". Este, a su vez, ha blandido bulos del calibre de supuestos abortos tras el nacimiento o migrantes comiendo mascotas. Los propios moderadores han salido a desmentirle en directo.

Por el momento, desde la campaña de Harris ya han dejado claro que la candidata quiere un segundo debate. Y lo que puede ser aún más relevante, Taylor Swift ha hablado: la influyente cantante votará demócrata el próximo 5 de noviembre.