Varias bolsas con entre 8 y 10 kilos de drogas, entre ellas, fentanilo, una sustancia tan potente que solo 2 miligramos bastan para matar a un adulto. Es el nuevo alijo que encontró la policía bajo la zona de juegos de la guardería del Bronx en la que hace sólo unos días murió Nicholas un bebé de un años, por una sobredosis de fentanilo.
El padre de José, uno de los compañeros de Nicholas, relata que tuvo que llevar a su hijo a urgencias, inconsciente por "él ya se estaba muriendo". Su pequeño fue uno de los otros 3 bebés intoxicados que pudieron salvarse.
Ahora sabemos que mientras los 4 estaban tendidos en el suelo, sin responder, su cuidadora no llamó inmediatamente a emergencias. Antes hizo dos llamadas a su marido, que acudió al piso en el que estaba la guardería y del que salió por la puerta trasera, cargado con dos bolsas llenas. Él sigue en busca y captura y las autoridades piden ayuda para encontrarle. "¿¡Quién puede ayudar a un hombre que ha matado a un bebé?!", se preguntaba la fiscal del distrito del Bronx, Darcel Clark, en rueda de prensa.
La policía cree que Nicholas y sus compañeros se intoxicaron porque había droga sobre los colchones en los que dormían la siesta. Porque el primer kilo de fentanilo que encontraron en ese piso estaba en el armario donde se guardaban esas colchonetas. "Argumentamos que intoxicaron a 4 bebés, y mataron a uno de ellos, -relata el fiscal del distrito sur de Nueva York, Damien Williams- porque dirigían una red de tráfico de drogas desde una guardería."
Usaban a niños de entre solo unos meses y dos años como tapadera de su verdadero negocio. Creen los investigadores, se dedicaban a cortar la droga para venderla a los camellos que venden al menudeo.