Los insultos y descalificaciones de Matteo Salvini a la capitana de la ONG Sea Watch, Carola Rackete, tendrán respuesta: una demanda por difamación a la que el ministro del Interior ya ha reaccionado mientras mantiene un nuevo pulso con varios barcos humanitarios en el Mediterráneo.
"Criminal", "pirata" y "delincuente"; por insultos como éstos a quien sólo trataba de salvar vidas en el Mediterráneo, el ministro del Interior italiano se enfrenta a una demanda, la de la ONG 'Sea Watch' y su capitana, Carola Rackete, arrestada y después liberada por llevar a un grupo de migrantes al puerto de Lampedusa.
Ella dice que "volvería a hacerlo", que lo peligroso son las ideas de Salvini, un "león del teclado que remueve las turbias aguas del odio", en palabras de sus compañeros activistas.
Él ha contestado a su estilo, a través de su cuenta de Twitter: "¡Los mafiosos no me asustan, así que figuraos una comunista alemana, rica y mimada! Besazos".
Bajo su mando, los puertos italianos siguen cerrados a los migrantes frente a un nuevo pulso entre Italia, Malta y las ONGs, a costa de ellos: El Gobierno de Salvini se niega a acoger a los últimos 65 rescatados por la también alemana 'Sea-Eye' frente a las costas libias.
"Tienen puertos para elegir, como Túnez o Alemania", dice. Esto, cuando acaba de solucionarse otra de estas enganchadas: Malta acogerá, finalmente, a los 54 rescatados por la organización italiana 'Mediterránea', después de negárseles el desembarco en la isla italiana de Lampedusa.
Está siendo un buque militar maltés el que los lleva a tierra, tras prohibírselo por motivos políticos al navío humanitario español que se había ofrecido. El 'Open Arms', el 'Alex & Co' y el 'Alan Kurdi': tres barcos, tres organizaciones, desafiando la cerrazón de los Gobiernos para salvar vidas en el Mediterráneo.