Donde antes se alzaba la majestuosa selva amazónica, ahora solo se aprecian cenizas y tierra calcinada. 68 reservas protegidas ya han sucumbido a las llamas.
Los indígenas ven, incluso, amenazado su modo de vida. "Algunas personas de las que vivimos aquí dejaremos de existir", explica Severino Parintintin, jefe de la tribu Parintintin.
Protestan por el desmesurado incremento de la quema de la Amazonia. Por su parte, los ciudadanos gritan en las calles que solo tenemos un planeta y en una cumbre han recibido con abucheos al ministro de Medioambiente brasileño para reprochar que bajo su Gobierno los incendios se han duplicado.
El presidente Bolsonaro dice no tener medios suficientes para combatirlos y sospecha que las ONG están detrás de los fuegos. "Podría decir que las ONG son las responsables porque perderían dinero".
Brasil se lleva la peor parte de los incendios, que también arrasan a la vecinas Bolivia y Paraguay, donde 500.000 hectáreas han sido ya pasto de las llamas. El humo del fuego de la Amazonia llega incluso hasta Perú.