Vestido de blanco y con rostro serio se presenta en el juicio Mahmoud Abu Zeid, fotoperiodista egipcio, más conocido como Shawkan. Lleva cinco años en la cárcel y el fiscal pide para él pena de muerte, por hacer su trabajo: "Él estaba sujetando una cámara, haciendo fotos. No llevaba una pistola ni nada por el estilo", dice la madre de Shawkan, Reda Mahrous.
Estaba cubriendo para una agencia británica una concentración a favor del expresidente Mursi, que había sido derrocado unos días antes por la junta militar y durante los disturbios, Shawkan fue detenido.
Organizaciones como Amnistía Internacional recogen firmas para su liberación. Denuncian que es inocente, y que además el caso está lleno de ilegalidades: "Ha recibido malos tratos, condiciones muy duras en prisión, no está recibiendo la medicación necesaria para su hepatitis C" explica Olatz Cacho, de AI.
La lectura de la sentencia ha sido pospuesta más de 50 veces. Aunque la familia del reportero no pierde la esperanza. "Si dios quiere el juicio será justo", asegura el padre de Shawkan.
Su madre, Reda, muestra orgullosa el dibujo que Shawkan le ha mandado desde prisión. Sabe que la fotografía está en su ADN y que el mayor deseo de de su hijo es volver a ser libre, coger de nuevo su cámara y seguir capturando instantes.