Una multitud a la carrera en el centro de Londres, atestado por las compras del Black Friday. Scotland Yard ha recibido varias llamadas alertando de disparos en Oxford Street y la estación de metro de Oxford Circus. La Policía respondía a la alerta como si de un ataque terrorista se tratase. Comenzaba rápidamente la evacuación de toda la zona.
La gente hasta perdía los zapatos en su desesperada huida. Los agentes pidieron no acercarse allí y encerrarse en locales y tiendas hasta nuevo aviso. "Estaba en una hamburguesería y de repente cerraron las puertas", explica Jorge Escin, un español residente en Londres.
Agentes armados con metralletas han entrado en grandes almacenes en busca de posibles sospechosos o heridos. En la calle había quien no podía contener las lágrimas y ni siquiera un abrazo podía refrenar el pánico. "Al principio todos gritaban y decían que era un disparo o un ataque terrorista, después escuché a alguien decir 'boom, boom' tres veces", cuenta un testigo.
Primeros momentos en los que era imposible dar respuesta a lo que sucedía. "Por el momento no puedo decirte que pasa. Solo puedo pedirte disculpas", puntualizaba una agente a un ciudadano. Tras más de dos horas de angustia, la Policía no encontrado evidencias ni de atacantes, ni de disparos. Tampoco de heridos por arma blanca o de fuego. Oxford Street ha reabierto así como sus estaciones de metro, aunque con el susto, todavía, en el cuerpo.