En mitad de una entrevista de televisión en directo, Salvini se entera de la noticia de que "después de desembarcar a los migrantes, éstos serían trasladados al puerto de Licata". "Lo estoy leyendo mientras lo está leyendo usted", responde al presentador un visiblemente molesto Salvini.
El barco Sea Watch, con 46 migrantes a bordo, desembarca en un puerto italiano por orden de la Fiscalía siciliana y contra la prohibición del propio Salvini, ministro del Interior.
Furioso, amenaza al mismo fiscal con una denuncia por favorecer la inmigración ilegal: "Yo soy el ministro de las reglas y de los puertos cerrados. Si alguien quiere ayudar a las mafias y abrir los puertos tendrá que responder ante los italianos. Esto también vale para los órganos del Estado".
Posteriormente llevaba su segundo aviso, que era para sus propios socios de gobierno: "Si algún ministro ha autorizado el desembarco de los migrantes responderá ante de los italianos".
Mensaje que agita las ya revueltas aguas entre La Liga Norte y el movimiento 5 Estrellas. El ministro de Transportes ya ha respondido a Salvini con un: si tiene algo que decir, dígamelo a la cara. Y mientras, los migrantes esperan ya en tierra a conocer su destino.