Muhalli y su hermano de 16 años, de origen paquistaní, llegaron a Bosnia hace dos meses. Aún no disponen de atención sanitaria y duermen en tiendas de campaña sin condiciones de higiene. "Cuando llueve el agua entra dentro y por la noche pasa el frío a través de la tienda", explica el joven paquistaní.
En 2019, han llegado a Bosnia 20.000 migrantes y solicitantes de asilo. Los campos de refugiados oficiales están desbordados, por lo que más de 4.000 personas se han quedado fuera.
"Los servicios de salud sólo los tienen los que están en los campos. Son más de 3.000 personas las que no tienen ningún acceso", afirma Mirosalv Llie, coordinador de Médicos Sin Frontera en Bosnia. "Tratamos hipotermias, infecciones respiratorias y enfermedades de la piel", explica Marte Egeland, médica voluntaria del campo de Vucjak.
Las autoridades bosnias decidieron trasladar a esos migrantes a Vucjak, donde más de 1.000 personas intentan sobrevivir en condiciones deplorables. "Es un campo que ni yo puedo decir que es un campo. Es un lugar donde hay minas, no hay ni agua, ni hay comida", denuncia el coordinador de MSF.
Además, muchos han sido víctimas de la violencia policial. "La policía croata nos capturó y en mi grupo había tres niños a los que también golpearon", relata , asegura Itw OfKhaan, que prefieren mantenerse en el anonimato ante las cámaras.
No obstante, lo peor está por llegar: se esperan temperaturas de hasta 12 grados bajo cero. "La situación va a ir empeorando, la gente no tiene mantas ni ropa adecuada para este frío", manifiesta el coordinador de MSF. Mientras realojan la zona, más de 1.000 migrantes aguardan en el campo de Vucjak la llegada del invierno.