La represión de manifestantes en Chile despierta viejos fantasmas de la época de Pinochet. Un ejemplo es el del detenido Vicente Espinoza, que gritaba su nombre ante las cámaras por temor a convertirse en desaparecido. Y es que esto ya ocurrió con miles de personas durante la dictadura de Pinochet.
Cuando se cumple una semana de protestas, cerca de 6.000 chilenos han sido arrestados mientras las calles arden literalmente, estallando los choques entre fuerzas del orden y ciudadanos.
La alta comisionada de derechos humanos de la ONU, Michele Bachelet, también expresidenta de Chile, ha enviado una misión de verificación. Un equipo que evaluará la violencia contra los manifestantes después de que estos días hayan muerto 18 personas, cinco ellas a manos de ejército y carabineros.
La ONU también revisará las 12 querellas de violencia sexual contra agentes y militares, como los tocamientos denunciados por una mujer y dos amenazas de violación.
"Estamos trabajando en un plan de normalización de la vida de nuestro país", explica el presidente Piñera ante esta difícil tarea visto el gran descontento entre la población. A pesar del toque de queda impuesto, las marchas no cesan y siguen pidiendo dignidad y mejoras sociales que vayan más allá de lo anunciado por el gobierno para atajar esta crisis.
A pesar del toque de queda impuesto, las marchas no cesan, y piden "dignidad y mejoras sociales" que vayan más allá de lo anunciado por el gobierno para atajar la crisis.