La Policía ha vuelto a cargar duramente contra los manifestantes en Hong Kong, incluso dentro del metro, donde han golpeado a un grupo que se encontraba sobre unas escaleras mecánicas en marcha. Los agentes también han utilizado gases lacrimógenos contra quienes refugiaban en el interior de las estaciones.
En las calles, más caos: barricadas, más gases lacrimógenos y decenas de antidisturbios desplegados para reducir a cientos de manifestantes que por novena semana protestan por sus derechos y contra la polémica ley de extradición a China.
Muchos de ellos han sido detenidos con brutalidad, dejando imágenes como la de un joven que escupía sangre con la cabeza contra el suelo.
En esta nueva jornada de protestas, los manifestantes han conseguido bloquear el aeropuerto internacional de la ciudad indefinidamente, impidiendo a los pasajeros facturar. Como consecuencia, todos los vuelos han sido cancelados.
Los manifestantes comparan a China con el régimen de Hitler, mientras que Pekín les acusa a ellos de terrorismo.