Un bloque de hormigón en la espalda durante tres días es la cruel tortura de los traficantes a un migrante que no puede pagar su deuda en Libia. Y no es la única barbaridad, también le han arrancado un diente.
En las habitaciones del horror permanecen encerrados hasta 260 refugiados de Somalia y Etiopía, entre los que se encuentran mujeres y niños asustados y consumidos por el hambre."Llevo aquí un año, tengo problemas y me muero de hambre", es el testimonio de uno de los refugiados secuestrados.
Las mafias les retienen hasta que sus familias paguen las deudas de hasta 9.000 euros. Un calvario diario plagado de malos tratos para los hombres y abusos sexuales a las mujeres. Si llega el dinero que les reclaman, su pesadilla no termina ya que les embarcan en precarios botes hacia Italia y les abandonan a su suerte, donde muchos de ellos mueren ahogados
La organización mundial de migraciones ha manifestado su profunda preocupación por la grave situación de cientos de refugiados que se encuentran a merced de traficantes sin escrúpulos que les torturan durante meses despreciando lo más valioso: la vida humana.