A la espera de que se tome una decisión definitiva de si se alarga o no la tregua pactada entre Hamás e Israel en Gaza, los palestinos viven con incertidumbre total en la Franja. Estos días de tregua los gazatíes han hecho acopio de combustible de cara al invierno. Pero es muy escaso, al igual que otros suministros imprescindibles, no solo para pasar el invierno, sino para sobrevivir dentro de la catástrofe absoluta provocada por Israel.

El invierno ya ha entrado en Gaza y los refugiados se temen lo peor. "Empezó a llover, se cayó el techo y tuvimos que huir", cuenta un refugiado. Y es que cerca de 1,7 millones de gazatíes huyeron del norte al sur en menos de un mes. En medio de las bombas, no hubo tiempo ni medios para levantar unas infraestructuras "decentes" en las que poder sobrevivir.

"Estamos hablando de que a lo mejor hay un baño por cada 150 personas o una ducha por cada 700", señala Daniel Roselló, portavoz de Cruz Roja Española en Ramalah. Por su parte, Chema Vera, director de Unicef España, explica que "no hay combustible para calefacción, para agua caliente o para una cocina básica". La falta de agua potable ha disparado, además, ya demasiadas enfermedades como las renales y en un lugar tan hacinado, el contagio puede correr como la pólvora.

En palestina el invierno es muy frío pero lo peor son las lluvias. Hay cadáveres esparcidos por las calles y los que han tenido más suerte han sido enterrados en gigantescas fosas comunes. "Son muy poco profundas y si hay inundaciones, todo eso sería un ingrediente más para este caos humanitario", añade Roselló. Además, la hambruna se extiende ya por toda la franja, comienza a verse escenas aún más dantescas. "Los perros se están comiendo cadáveres", añade.

Las ONG ya no pueden más y piden un alto al fuego total y, sobre todo, a Israel que no avance hacia el sur, porque, entonces, ya no tendrían dónde ir ni dónde esconderse. "Es un momento crítico para pedir a la sociedad española toda su solidaridad", clama Chema Vera.