Volcados contra el matrimonio igualitario, los evangélicos lideraron una campaña sin precedentes en Cuba. Su presión ha sido clave para que la nueva Constitución no abra la puerta a los matrimonios entre personas del mismo sexo. Es la enésima muestra del poder que estas iglesias tienen en América Latina.
El 20% de la región ya es evangélica y cada vez son más. "Tienen ese trasfondo del apoyo que recibieron de Estados Unidos como una respuesta a la teología de la liberación" explica Eduardo Saldaña Lisedas, codirector de elordenmundial.com.
Crecen a costa del desencanto con la Iglesia Católica y con los partidos de izquierda de los sectores más pobres. A ellos destinan sus programas sociales. "La labor asistencial de las iglesias evangélicas es constante. Los vemos en las favelas, en las villas miseria, zonas donde se concentran los estratos más pobres de la población y esto explica este auge" asegura Carlos Malamud, investigador del Instituto Elcano.
En esas clases populares cala su discurso de superación personal. "Te hacen creer que si tú proyectas tu imagen de bonanza vas a ser rico. Toman el ejemplo en esos predicadores que ven e TV: quiero esa riqueza, tengo que creer en dios" desvela Eduardo Saldaña Lisedas.
A eso suman su poder mediático y un gran manejo de redes sociales. Se han convertido en un poder fáctico que ha influido en la victoria de Bolsonaro en Brasil o en el no al acuerdo de paz con las FARC en Colombia.
"Si hay algo que caracteriza a los miembros de estas iglesias evangelicas es su disciplina. Cuando un pastor dice 'hay que votar por tal' los fieles van y votan por tal" defiende Carlos Malamud. Un poder que utilizan para marcar la agenda política y evitar que se legisle sobre derechos como el aborto o el matrimonio igualitario.