El secretario de Estado de Relaciones con el Parlamento, Christophe Castaner, ha explicado la posición de Macron sobre este escándalo que le salpica directamente e insistió en que el jefe del Estado quiere que haya "sanciones".
En una entrevista al canal 'BFMTV', Castaner se ha defendido del principal reproche que se hace al presidente, la tardanza en actuar contra Benalla pese a que el Elíseo supo desde el principio que había intervenido violentamente contra unos manifestantes con casco y brazalete de policía pese a que no lo es. Ha afirmado que "desde que se conocieron los hechos, el presidente de la República puso en marcha el viernes pasado un procedimiento de despido" de Benalla.
"No hubo voluntad de dar largas y de dejar pasar el tiempo", ha respondido a las repetidas preguntas de por qué no se actuó con el despido de ese responsable de seguridad hasta el viernes, es decir sólo una vez que lo había revelado la prensa, cuando los hechos se conocían en el Elíseo desde comienzos de mayo.
El responsable de Relaciones con el Parlamento ha admitido que hubo fallos en la administración de la Presidencia, y por eso el propio presidente ha decidido su reorganización.
Castaner ha explicado que Macron "quiere una visión global" de los hechos para llevar a cabo esa reorganización de forma que "el sistema sea lo más infalible posible", y después se pronunciará públicamente sobre este escándalo, que le está salpicando de lleno.
Hasta ahora, el jefe del Estado no ha querido hablar directamente de este asunto que tiene una dimensión judicial, una parlamentaria y una administrativa, como recordó el portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, en otra entrevista a la emisora "RTL". "Por tanto, hay un buen funcionamiento de las instituciones", ha aseguado Grivaux, que participó el domingo en una reunión de crisis con Macron y con otros miembros de su Ejecutivo para abordar este asunto.
El jefe del Estado, según ha contado el portavoz, estaba "tranquilo y extremadamente determinado para que se pueda establecer la verdad". Benalla y otras cuatro personas (un responsable de la seguridad del partido de Macron y tres policías) fueron imputados anoche y quedaron en libertad bajo control judicial.