Este lunes, miles de manifestantes tomaron por asalto la residencia oficial de la hasta hace pocas horas primera ministra de Bangladesh, quien había dimitido y huido precipitadamente al vecino país de la India. La escena se ha convertido en la culminación de cinco semanas de intensas protestas que han dejado un saldo trágico de cerca de 300 muertos y han sumido al país en una profunda crisis política.

El asalto a la residencia, que ha dejado imágenes tan icónicas como perturbadoras, refleja el caos y la tensión que han marcado las últimas semanas en Bangladesh. En medio de la confusión, algunos manifestantes optaron por un bizarro trofeo de guerra: una bandeja de empanadas que uno de ellos exhibía sonriente ante las cámaras, como si se tratara del más preciado botín. Otros, más pragmáticos, se sirvieron directamente del catering, aprovechando un suculento saqueo de la comida que quedó abandonada en el lugar.

Pero el saqueo no se limitó a alimentos. Los manifestantes también se llevaron cuadros, butacas, sillas e incluso juguetes, buscando un recuerdo tangible de un día que ya ha pasado a la historia. La colección de billetes hallada por algunos fue otro de los objetivos de quienes esperaban un premio más material en medio de la confusión.

Mientras tanto, el poco efectivo militar que quedaba en la residencia intentó, sin mucho éxito, disuadir a los asaltantes, que parecían imparables.