La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, renueva sus esfuerzos para sumar apoyos a su acuerdo para la salida de la Unión Europea, en un ambiente de creciente tensión política ante la inminente votación del pacto.

May presidió la primera reunión del año de su gabinete de ministros, en la que, según su portavoz, reiteró su intención de "dejar el bloque el 29 de marzo" y descartó solicitar a la UE una extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa a fin de prorrogar el periodo de negociaciones. Mientras el Gobierno ultimaba su estrategia la víspera del inicio del debate parlamentario, el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, denunció ante la Policía el "intolerable" acoso que reciben diputados y periodistas por parte de manifestantes de extrema derecha en las inmediaciones del Parlamento.

Los diputados han pedido a la comisaria de Scotland Yard, Cressida Dyck, más medidas de seguridad después de que este lunes la conservadora Anna Soubry, partidaria de la permanencia en la UE, fuera llamada "nazi" cuando realizaba una entrevista televisiva. La Policía ha asegurado que los agentes "intervendrán cuando sea necesario" o haya presunción de delito.

La tensión dentro y fuera del Palacio de Westminster aumenta en los últimos días antes de que se vote el acuerdo de Brexit propuesto por May, después de cinco días de debate. El documento regula el coste de la salida del bloquey los derechos de los comunitarios, así como una polémica cláusula para evitar una frontera física en la isla de Irlanda en ausencia de un pacto comercial bilateral.

Los parlamentarios están a la espera de que el Ejecutivo precise las concesiones que ha conseguido de Bruselas para mejorar el texto, cuyo rechazo obligó a la líder conservadora a cancelar una primera votación fijada para el 11 de diciembre.

En declaraciones a "The Irish Times", el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, ha asegurado que la UE "está dispuesta a ofrecer nuevas garantías" al Reino Unido, aunque no renegociará el acuerdo ratificado por los Veintisiete el pasado 25 de noviembre. "No queremos atrapar al Reino Unido en ningún sitio", ha declarado el líder irlandés. El portavoz de la jefa del Gobierno dijo que se informará de las presuntas "aclaraciones" obtenidas de Bruselas "antes de la votación", pero no precisó la fecha.

May está inmersa en una campaña contrarreloj para lograr apoyos a su pacto, al que se oponen la oposición, una sección del gobernante Partido Conservador y sus socios parlamentarios del Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte.

Como parte de su estrategia, la primera ministra organizó una recepción en su residencia oficial londinense para agasajar a sus colegas'tories' y a los diputados del DUP, entre otros actos programados para esta semana. Además, May ha recibido a un grupo de más de 200 diputados que le han pedido por carta que descarte un Brexit sin acuerdo, algo que ella por ahora se ha negado a hacer. Para intentar minimizar ese riesgo, una alianza de parlamentarios de todos los partidos ha introducido una enmienda al proyecto de ley de Finanzas, que se vota en el Parlamento. Si es aprobada, la enmienda impediría al Ejecutivo subir ciertos impuestos y tomar otro tipo de medidas financieras sin autorización del poder legislativo en caso de una salida no negociada.

Con esta iniciativa, que tiene el efecto de complicar el proceso, los diputados quieren demostrar a May el grado de oposición que hay en los Comunes a una ruptura drástica, que significaría pasar a regirse por las normas de la Organización Mundial del Comercio