Giorgia Meloni ha sido la protagonista internacional de la cumbre del G-7, hasta el punto de que ha sido el día de su blanqueamiento mundial definitivo. Después de años en los que generaba desconfianza en muchos de sus colegas, este jueves ha sido la reina de la jornada que se está celebrando en su país, en Italia. Risas con el británico Rishi Sunak, abrazo con Joe Biden, confidencias con el alemán Olaf Sholz y el canadiense Justin Trudeau... Todo son buenos gestos hacia Giorgia Meloni. El menos entusiasta ha sido Emmanuel Macron, quizá por lo que está pasando en Francia con la ultraderecha.
Pero nada más lejos de la realidad. Detrás de las sonrisas y gestos con sus homológos, Giorgia Meloni ha ideado todo un plan para entrar en la cumbre del G-7 con el pie de derecho, nunca mejor dicho. Su objetivo es claro: ser una más en la derecha internacional. Por eso esconde la ultra que lleva dentro. Vende moderación, sin embargo varias fuentes han informado a medios italianos que habría conseguido eliminar de las concluciones finales del grupo la referencia a proteger el derecho al aborto seguro y legal.
Un nuevo capítulo en el historial de Meloni y sus medidas de ultraderecha propias de su formación. Y es que la italiana ha intentado alejarse públicamente del fascismo desde que entró en el poder, una postura que se ha visto reflejada durante la jornada del G-7 dejando de lado su lado ultra y tendiendo la mano a la derecha europea.
A pesar de ello su pasado desmonta su plan de ser una más de la derecha. En 2022, la presidenta italiana aseguraba que "la derecha italiana ha relegado el fascismo a la historia desde hace décadas" y que se oponen "enérgicamente a toda deriva antidemocrática", lo cierto es que su partido, Hermanos de Italia, lleva ese ADN hasta en el logo.
Tiene la llama tricolor en círculo blanco, heredada del declaradamente "postfascista" 'Movimento Sociale Italiano', en cuyas juventudes militaba la joven Meloni que piropeaba al dictador Mussolini. "Mussolini fue un buen político. Todo lo que hizo lo hizo por Italia", comentaba por entonces Meloni.
Sus actos del Gobierno caen del mismo lado. La negativa de Meloni de no dejar por escrito el tema del aborto no ha sido un capricho puntual, sino que es uno de sus estandartes políticos. Y es que la líder ultraderechista se lo está poniendo muy difícil a sus compatriotas que están de acuerdo con interrumpir el embarazo permitiendo a antiabortistas entrar en las clínicas y obligando a las mujeres a escuchar el latido del feto. Además, tiene a los medios públicos en huelga por flagrantes intentos de coartar la libertad de prens y aunque alguna vez Meloni se ha dejado tocar por la banda LGTBI, también ha prohibido a las familias homosexuales inscribir a sus hijos como pareja.
Violencia en la Cámara de Diputados
Todo esto en mitad de una crisis en la política italiana tras presenciar una de las imágenes más vergonzosas de la política europea. Este miércoles Igor Iezzi, diputado de la Liga italiana liderada por Matteo Salvini,ha golpeado repetidamente en la cabeza al diputado Leonardo Donno, del Movimiento 5 Estrellas (M5S), durante una sesión en la Cámara de Diputados a propósito de la ley de autonomía diferenciada para las regiones.
El ataque se ha producido cuando Donno intentaba entregar una bandera italiana al ministro de Asuntos Regionales y Autonómicos, Roberto Calderoli, en clara disconformidad con la ley, según ha recogido el diario 'La Repubblica'. Tras ello, varios diputados de Liga y, según denuncia M5S, de Hermanos de Italia, se han echado encima de Donno, que ha tenido que ser sacado de la Cámara en silla de ruedas después de que cayera al suelo por las patadas y los puñetazos.