La ira no cesa en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron, su primera ministra, Elisabeth Borne y varios ministros más han mantenido este domingo una reunión de urgenciaante los graves disturbios que sacuden el país galo, desatados tras la muerte de un adolescente por un disparo de un policíaen Nanterre.
Mientras, el país se preparaba para la sexta noche consecutiva de protestas, ante la que el Gobierno ha desplegado 45.000 agentes, en una jornada marcada por el ataque a la casa de un alcalde con su familia en el interior, un punto de inflexión en la escalada de violencia.
Durante la noche del sábado al domingo, al menos 719 personas fueron detenidas, 45 policías resultaron heridos, hubo 871 incendios en la vía pública y desperfectos en 74 edificios, según las autoridades francesas.
Pese a ello, el Ministerio de Interior ha confirmado que fue "más tranquila" que las precedentes. La anterior -en la que ya se había constatado una bajada de intensidad de los incidentes- había dejado un total de 1.311 arrestos y 79 policías heridos.
Conmoción por el ataque a la casa de un alcalde
Ha causado gran conmoción el ataque a la casa del alcalde de L'Haÿ-les-Roses, en la periferia sur de París. Mientras el primer edil, Vincent Jeanbrun, trabajaba en el Ayuntamiento, unos individuos a los que se busca por intento de asesinato lanzaron un coche en llamas contra la vivienda, en la que se encontraban sus hijos, de cinco y siete años, y su esposa. Uno de los niños y la madre resultaron heridos.
"No tengo palabras lo bastante fuertes para describir mi conmoción ante el horror de esta noche. Pero la única forma de hacer aceptable lo inaceptable es que no sea para nada", manifestaba el alcalde en un comunicado a primera hora. El episodio ha provocado indignación y la condena rotunda de la clase política francesa. "No dejaremos pasar nada. Estaremos al lado de los alcaldes", subrayaba este domingo la primera ministra Borne, que visitó la localidad y transmitió su apoyo al regidor.
La abuela de Nahel pide que pare la violencia
El detonante de esta oleada de altercados fue la muerte de un joven de 17 años y ascendencia árabe llamado Nahel, que recibió un disparo mortal por parte de un policía cuando trataba de huir de un control policial en Nanterre el martes. Las imágenes del incidente, grabadas por testigos, desataron una fuerte indignación en Francia que degeneró en disturbios, sobre todo en barrios populares de las grandes ciudades y en el cinturón metropolitano de París.
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Este domingo, en declaraciones al canal de televisión 'BFM', la abuela del menor, Nadia, ha pedido a los alborotadores que dejen de usar a su nieto como "pretexto" para sembrar la violencia. "Quiero al policía que mató a mi nieto, es todo lo que quiero. Los policías están ahí, felizmente están ahí, y a la gente que está destrozando, les digo: parad", ha recalcado la abuela del fallecido.