La ONG indicó que la cifra de muertos podría aumentar por la gravedad de los 11 heridos que han sufrido lesiones por la explosiones ocurridas en la provincia homónima.
Asimismo, el Observatorio, cuya sede está en el Reino Unido pero que cuenta con una amplia red de colaboradores en el terreno, aseveró que el origen de esta explosión se debe supuestamente al "lanzamiento de misiles israelíes" contra almacenes que contenían munición ubicados en el interior del complejo castrense.
Sin embargo, una fuente militar siria indicó poco después a la agencia estatal 'SANA' que el aeropuerto de Mezze "no fue blanco de un ataque israelí". Según la misma fuente, las explosiones, que se escucharon en la capital siria, fueron causadas por un "cortocircuito" que tuvo lugar en un almacén de munición, que se ubica "cerca" de la base militar de Mezze.
La televisión estatal siria y 'SANA' difundieron imágenes de la explosión, en las que se veía una gran bola de fuego desde un lugar no preciso. A principios del pasado mes de julio, 'SANA' informó de que las baterías antiaéreas sirias respondieron a un ataque con misiles contra el aeropuerto militar T4, en la provincia central de Homs, y atribuyó el ataque a Israel, al igual que el Observatorio.
Anteriormente, en otro ataque contra esa instalación, perecieron al menos 14 militares y combatientes aliados de Damasco, tanto nacionales como extranjeros. Los ataques israelíes, que este país no suele reconocer, tienen como objetivo a las fuerzas iraníes o los milicianos del grupo chií libanés Hizbulá que luchan en Siria en el bando gubernamental.
Esta explosión se produce en un momento de gran tensión en el país árabe, que se prepara para lanzar una ofensiva contra la región norteña de Idleb, el último bastión opositor en Siria y donde hay presentes diferentes facciones extremistas.
Turquía, que tiene efectivos desplegados en el norte de Siria para luchar contra las milicias kurdas, ha advertido reiteradamente de las consecuencias humanitarias que tendría una ofensiva a gran escala contra Idleb, donde residen 2,9 millones de personas, según la ONU, cifra que Ankara eleva a 3,5 millones.