En el vídeo se puede ver cómo las fuerzas especiales rodeaban la casa de Ovidio Guzmán. Él, que estaba con su familia, se entregó aparentemente calmado, sin armas, pero, inmediatamente, sus secuaces del Cártel de Sinaloa empezaron a contraatacar fuera del escondite de Ovidio y en todo su feudo.
Narcos paramilitarizados sumían Culiacán, capital regional, en una pesadilla. Diversos tiroteos dejaron las calles sembradas de cadáveres, saqueos e incendios.
Y eso que el hijo del 'Chapo', nada más ser detenido, 'ordenaba' por teléfono a sus sicarios que no hubiera "desmadres": "Ya paren todo, por favor. Ya paren todo, oiga, ya me entregué".
Aun así, los criminales libraron un cruento pulso de horas que solo acabó con la liberación de Guzmán, y que ha puesto en un brete al Gobierno de López Obrador. Ganarlo, se justifica, hubiera supuesto un auténtico extermino.