Decenas de miles de personas asistieron a una vigilia en el centro de Manchester (Reino Unido) en homenaje a las víctimas del atentado suicida cometido anoche a la salida de un concierto lleno de jóvenes, que causó 22 muertos -algunos menores- y 59 heridos.
Durante el acto, organizado delante del Ayuntamiento, varios políticos locales y el jefe de la Policía, Ian Hopkins, condenaron el ataque perpetrado en el estadio Manchester Arena, que reivindicó el grupo yihadista Estado Islámico (EI), y destacaron la fortaleza de la gente de esta ciudad del norte de Inglaterra.
Hopkins, que dirige la investigación sobre el suceso, fue muy aplaudido cuando agradeció su labor a los servicios de emergencia y también "a los ciudadanos de pie" de esta ciudad del norte de Inglaterra, que acogieron en sus casas a las personas extraviadas o que buscaban a sus seres queridos.
"Los residentes del área metropolitana de Manchester han demostrado al mundo su compasión, cómo nos cuidamos los unos a los otros y cómo nos preocupamos por aquellos que lo necesitan", afirmó. El lord Mayor -un cargo político municipal-, Eddy Newman, dijo a su vez que los ciudadanos "recordarán a las víctimas para siempre y desafiarán a los terroristas al trabajar juntos para crear una comunidad diversa y cohesionada".
Asistieron al evento, celebrado entre fuertes medidas de seguridad, el recién elegido alcalde del área metropolitana de Manchester, Andy Burnham, la ministra británica del Interior, Amber Rudd y el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn. La primera ministra, Theresa May, visitó por su parte de forma privada un hospital donde son atendidas algunas de las víctimas del ataque, entre ellas niños que asistían al concierto de su ídolo, la cantante estadounidense Ariana Grande.
Pancartas con mensajes de solidaridad, o mostrando el símbolo de la abeja obrera -modesta y laboriosa- que se asocia con Manchester, proliferaron en la plaza Albert, en un ambiente de calma y determinación para afrontar el futuro.
"He venido porque quería demostrar a los terroristas que no van a interrumpir nuestra vida", dijo durante la vigilia Nick Smith, de 30 años, gerente de un restaurante que ofreció al público café y bocadillos gratuitos.
Multitud de personas se subieron a los monumentos de la plaza para poder seguir mejor los discursos de las autoridades, bajo la atenta mirada de las cámaras de la prensa internacional que se ha apoderado del centro de la ciudad.
"Estoy conmocionada", confesó Anne Durnham, una dependienta de 23 años que ayer se enteró del ataque por su compañero de piso, que es guarda de seguridad en el Manchester Arena. "Pero no lograrán destruir nuestro espíritu, aquí la gente es abierta y positiva y eso no cambiará", agregó.
Su amiga Cynthia depositó en un rincón un ramo de flores, como los muchos que se acumulan en la vecina plaza de Santa Ana en memoria de las víctimas. Sara Beaumont, una abogada de 32 años, asistió a la vigilia solidaria con su bebé de siete meses, Adam, y su enorme perro, Bob, porque "no hacerlo hubiera significado admitir una derrota, como un feo a las víctimas". "Mi marido me dijo que me quedara en casa, pero no he podido, pienso que es importante estar aquí", declaró.
Tras la consternación del primer momento, la ciudad de Manchester se sumió durante el día de hoy en un ambiente de tristeza que ahora parece haber dado paso a un clara determinación de seguir adelante y de no dejarse intimidar por los terroristas.