Miles de judíos ultraortodoxos han asistido al funeral de un importante rabino en Jerusalén fallecido por coronavirus, violando así el confinamiento que rige desde hace más de un mes en Israel y que se prevé sea extendido este domingo por el Ejecutivo.
El masivo funeral tuvo lugar en la parte oeste de la ciudad, donde se pudo observar las impactantes imágenes de varios miles de ultraortodoxos sin mascarilla alrededor del vehículo que trasladaba el cuerpo del rabino Meshulam Dovid Soloveitchik, que murió este domingo a los 99 años tras luchar durante meses contra la enfermedad.
Los asistentes se dirigieron al cementerio de Har Hamenujot, donde está previsto sea enterrado en la tarde de este domingo, en una ceremonia que también se prevé multitudinaria.
Este episodio se suma a una larga lista de violaciones de las restricciones por parte de sectores de la comunidad ultraortodoxa en Israel, que tiene el índice de morbilidad más alto del país y que en las últimas semanas ha protagonizado múltiples enfrentamientos con la Policía, tras negarse a acatar las normas del confinamiento.
Están prohibidas las reuniones de más de diez personas en el exterior
La normativa vigente impone el cierre del sistema educativo, que no han respetado muchas escuelas ultraortodoxas, y de toda actividad laboral no esencial, además de una limitación al movimiento a no más de un kilómetro del domicilio y un máximo de cinco personas en reuniones en interior y diez en exterior, entre otras.
El confinamiento entró en vigor a fines del mes de diciembre y expira esta medianoche, aunque se prevé que el Ejecutivo apruebe este domingo una prórroga, que dependerá no solo de las recomendaciones sanitarias, sino también de negociaciones políticas entre los dos principales partidos que integran el Gobierno.
Desde la semana pasada se ha sumado al cierre general la clausura casi total del aeropuerto internacional de Ben Gurión, que en principio reabriría este lunes, aunque es posible que esto también se amplíe algunos días más.
El país se encuentra actualmente en lo que las autoridades han descrito como "una carrera entre la propagación de las infecciones", contenida por el confinamiento y una veloz campaña de vacunación, pero agravada por la llegada al país de nuevas cepas del virus.
Las últimas cifras indican que Israel, con nueve millones de habitantes, ha registrado más de 640.000 casos de coronavirus desde el comienzo de la pandemia, de los cuales 72.000 se encuentran aún activos y 1.162 son enfermos graves.
Por otra parte, más de tres millones de personas ya han recibido la primera dosis de la vacuna de Pfizer y cerca de dos millones también la segunda, lo que mantiene al país como líder mundial en porcentaje de población inoculada.