El ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, se ha sumado a las peticiones para sancionar al excanciller Gerhard Schroeder por sus vínculos con Rusia tras la invasión a Ucrania. "Debemos tomar medidas. Para mí ya no es concebible que el contribuyente le proporcione una oficina", ha asegurado el ministro en declaraciones publicadas hoy por los periódicos del grupo Funke. "Los antiguos altos cargos que aparentemente están al lado de gobiernos criminales no pueden contar con el apoyo de este Estado", añadió.
Schroeder, que fue canciller socialdemócrata entre 1998 y 2005, es un viejo amigo del presidente ruso, Vladimir Putin, y a la vez jefe del consejo de supervisión de la empresa energética estatal rusa Rosneft. A raíz de la guerra en Ucrania, el excanciller perdió a su jefe de gabinete de toda la vida, así como al resto de los empleados de su oficina.
El ministro Lindner ha aprovechado para pedir una reorganización de la dotación de los antiguos cancilleres y presidentes federales con oficinas y personal. "Sería aconsejable normalizar la dotación de los antiguos altos cargos y reducirla con el tiempo. En este contexto, también habría que hablar de una especie de código de honor en lo que respecta a la conducta", ha estimado.