Sin miedo a maldiciones, o a que las momias se levanten de sus sarcófagos, los egipcios trasladan los restos de importantes faraones. Entre ellos está la poderosa Hatshepsut, reina entre las reinas de Egipto; su hijo, Tutmosis III el conquistador; y el legendario Ramsés II.
En total son 22 momias -18 reyes y cuatro reinas que gobernaron hace más de 3.000 años- y viajan con sus sarcófagos y sus ajuares funerarios, como lo habrían hecho en la Antigüedad.
Las momias de estos faraones solían recorrer el Nilo en su camino hacia el más allá, pero ahora transitan por las calles de El Cairo. Para trasladarlas una comitiva viajará cinco kilómetros desde el museo de Antigüedades hasta el nuevo museo de la Civilización Egipcia en Fustat.
Las medidas de seguridad son tan altas que ni siquiera se ha permitido estar a los periodistas en la entrada del museo.
Cada momia se trasladará en una cápsula de hidrógeno
Cada faraón viaja en una cápsula de hidrógeno de vidrio cerrada herméticamente, sin oxígeno y con temperatura y humedad controladas. Cada uno va en un coche preparado para absorber cualquier impacto adornado con su nombre en letras de oro.
Por la plaza de Tahrir, que presenció las protestas de la Primavera Árabe, pasan en varios vehículos blindados algunos de los gobernantes más legendarios del Antiguo Egipto.
"La procesión de El Cairo dura 48 minutos y las momias son recibidas con música militar, soldados, caballos... Es increíble", explica Zahi Hawass, egiptólogo.
Honores militares en este desfile dorado de las momias tras meses de planificación, ensayos y preparación de vestuario, luces y música. Todo para lograr una imagen histórica que consiga el regreso de los turistas.
"Estas momias entrarán en las casas de cada persona del mundo", añade Hawass. Una magia que, según este arqueólogo, vence cualquier maldición.