La monja sor Geneviève desvela sus deseos para el sucesor del papa Francisco: "Me gustaría que llegara otro Bergoglio"

La capilla ardiente del papa Francisco está dejando imágenes insólitas. Mientras los cardenales y obispos daban el último adiós al papa uno por uno, una pequeña religiosa se ha saltado el protocolo y se ha colocado en uno de los lados para detenerse en oración durante varios minutos sin que nadie pudiera decirle nada.

Se trata de sor Geneviève Jeanningros, amiga del papa y quien le llevo ante los últimos de Roma, los feriantes y las transexuales. La monja, de 81 años, de la orden de las Hermanitas de Jesús y con una mochila sobre sus hombros, se acerca discretamente a la zona donde se había colocado el féretro del papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, para rezar y llorar en silencio.

Su imagen llorando ante el ataúd del papa ha dado la vuelta al mundo. "L'enfant terrible", como así la llamaba el pontífice, ha reconocido que son "momentos dolorosos" y que prefiere no hablar de ellos y "vivirlos en silencio".

En una entrevista en La Repubblica ha reconocido que no se esperaba la muerte del papa Francisco. "Estuve en la Plaza de San Pedro en Pascua. En mi opinión él quería terminar su viaje así, entre la gente. Porque amaba a la gente", ha asegurado.

Así, ha contado que su último reunión fue el miércoles antes de la hospitalización del papa Francisco, en la audiencia del 12 de febrero. "Hablamos, nos dijimos que nos amábamos. Dos días después estaba en Gemelli", ha dicho.

Sor Geneviève Jeanningros ha informado de que el sábado estará en el funeral. Al ser preguntada por qué tipo de papa espera después de Francisco, ha indicado que "la mía es una esperanza, me gustaría que llegara otro Bergoglio".