La violencia ha marcado la jornada, un día sagrado para los musulmanes, en Jerusalén Oriental y Cisjordania, donde tres palestinos han muerto y 400 han resultado heridos en choques con la Policía israelí en protesta por las medidas de control de Israel en el entorno de la Explanada de las Mezquitas.
Además, tres israelíes han muerto y una cuarta ha resultado herida grave en un ataque palestino con puñal en un asentamiento en el norte del territorio palestino ocupado de Cisjordania, ha informado el Ejercito israelí.
Los palestinos consideran que el refuerzo de las medidas de seguridad (consistentes básicamente en la colocación de arcos detectores de metales) supone un intento de los israelíes por apropiarse del lugar, el tercero más sagrado del islam y el más sagrado para el judaísmo, pues alberga el también denominado Monte del Templo, a cuyos pies se encuentra el Muro de las Lamentaciones.
El ambiente ha comenzado a caldearse cuando miles de musulmanes se han acercado a las inmediaciones del recinto, donde se han negado a atravesar los detectores de metales instalados por Israel el día 16, tras el ataque cometido dos días antes por tres árabe-israelíes, que asesinaron a dos policías y luego fueron abatidos por las fuerzas de seguridad de Israel.
Los musulmanes se han agrupado en señal de protesta en las calles adyacentes a la Explanada de las Mezquitas, tanto dentro como fuera de la ciudadela, donde han procedido a rezar. La tensión se ha extendido alrededor del recinto, situado en la Ciudad Vieja de Jerusalén oriental (ocupada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967) y que tanto musulmanes como judíos consideran terreno sagrado.
Igualmente, han estallado incidentes en diversos barrios de Jerusalén Este y Cisjordania, donde cientos de palestinos lanzaron piedras y cócteles molotov contra las fuerzas de seguridad israelíes, que han cargado contra los manifestantes.
Se han producido forcejeos con las fuerzas de seguridad israelíes, que permitían acercarse a la explanada sólo a las mujeres y a los varones mayores de 50 años y negaban la entrada a los más jóvenes.