Las víctimas mortales en Libia por el paso de la tormenta Danielpodrían alcanzar las 20.000 personas, tal como estiman fuentes hospitalarias. Una cifra brutal al igual que las imágenes que nos llegan desde allí, con el mar escupiendo muertos. Hasta las orillas llegan los fallecidos que poco a poco están siendo rescatados por los servicios de emergencia.
Las imágenes también muestran cómo coches llevan cadáveres a las fosas comunes en el país magrebí. Allí entierran a los muertos a toda prisa, noche y día, para evitar las epidemias. Mientras, aún siguen encontrando cuerpos sepultados por el lodo. El desgarro, el dolor, la rabia y la desesperación que provoca la muerte están en la imagen de un padre que ha encontrado el cadáver de su hijo tras las inundaciones. Ese padre pide a los rescatistas que le dejen cogerlo y llevárselo para enterrarlo con sus manos.
La cifra de muertos en Libia ahora mismo es de 6.872 pero se esperan muchas más ya que hay más de 10.000 desaparecidos. Fuentes médicas libias estiman que pueden llegar a los 20.000 muertos. Las víctimas mortales no solo se encuentran en las calles porque el mar ha empezado a devolver decenas de cadáveres a la orilla.
El mar arroja constantemente cuerpos a las costas del este de Libia y los equipos de rescate recuperan uno a uno. La insoportable cifra de muertos deja una imagen terrible. Cientos de cadáveres envueltos en mantas, apilados y amontonados, y calles que se convierten en morgues improvisadas. Muchos cuerpos acaban en estas fosas comunes en una ciudad devastada por las fuertes lluvias provocadas por el temporal. Mientras, miles de personas están sin un techo bajo el que cobijarse.
Los testimonios de los supervivientes son desoladores, que explican que "la ciudad entera ha sido aniquilada" y que hay "todavía víctimas bajo los escombros". Un hombre cuenta que 30 de sus vecinos, todos de una misma familia, han desaparecido porque lo peor les pilló durmiendo y que no pudieron hacer nada.
Una tragedia en un Estado fallido
La amenaza sanitaria por un posible epidemia que se cierne sobre Libia tras este desastre, las peticiones desesperadas de ayuda y lo que está costando acceder a las zonas afectadas devuelven a primer plano la realidad de un país que lo es en precario. Jesús A. Núñez Villaverde, Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), ha explicado que el país magrebí es "un Estado fallido en todos los sentidos".
Doce años desde que el dictador Muamar el Gadafi cayera y tres intrincadas guerras después -contra la dictadura, contra ISIS y por el poder, está aún viva-, Libia es un país literalmente fracturado, precipitado por un abismo de caos y pobreza. Sin instituciones ni servicios públicos funcionales, aunque su economía se haya recuperado gracias al petróleo. "Hay mínimo dos gobiernos, fuerzas armadas, que muestran una enorme incapacidad para poder atender incluso las necesidades básicas del día a día", explica Núñez Villaverde.
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Veámoslo sobre el mapa, simplificando: por un lado, el Gobierno de Libia oeste, el internacionalmente reconocido. Luego, el del este -con la que ha cebado la tragedia, precisamente-, donde el peso lo tiene un señor de la guerra. Aparte, las milicias y tribus del sur. Esto complica ya no solo responder a la emergencia, sino ayudar a la reconstrucción, aunque la comunidad internacional quiera volcarse. "Cuando se pretende dar algún tipo de ayuda, ni siquiera está claro el interlocutor", sostiene el experto.