Yeayo Russell ha demandado al policía que la pegó hace poco más de un año. Le dio dos veces en la cara mientras otros agentes le arrebataban a la fuerza a su bebé de apenas tres semanas de sus brazos. Denuncia, además, que estuvo cuatro días detenida sin saber dónde estaba su hijo.
Su abogado, Jamon Hicks, recrimina la inacción del departamento de policía "el condado ha tenido la práctica y la costumbre de usar fuerza excesiva contra los residentesde Antelope Valley, específicamente contra las mujeres negras".
En las imágenes de la cámara corporal de los oficiales, que se ha dado a conocer ahora, se puede ver la brutalidad empleada en la detención de dos de las cuatro mujeres a las que dieron el alto cuando viajaban dentro de un coche con tres bebés en brazos en lugar de llevarlos en las sillas infantiles.
En la secuencia se puede ver a una de las mujeres, momentos antes de la detención, sentada en el suelo aferrándose a su hija, mientras les dice a los agentes "que es madre y que cuida del bebé ella sola". Ellos la intentan convencer: "Te daré la opción de que le entregues el bebé (a un policía) o puedes caminar hasta ese coche y colocar al bebé".
Apartado de la policía
Además, le dicen que sea ella quien les entregue a la niña porque la van a detener. Pero se resiste y trata de que los agentes cambien de opinión y la dejen irse con su hijo a casa: "Si tienes una silla para el coche, ¿por qué no puedes simplemente llevarnos a casa?". Finalmente entre gritos y súplicas, les pide que paren, pero los agentes le quitan por la fuerza al niño de sus brazos, mientras la recriminan que ha hecho llorar al pequeño.
Después rodean a Yeayo para quitarle a su bebé. Ella se pega al coche y forcejea con los agentes a quienes sentencia "que van a tener que matarla a tiros para quitarle a su bebé de sus malditos brazos". Intenta protegerle y grita "que están haciendo daño en las piernas al pequeño", pero los tres policías tiran con fuerza para separarla de su hijo y lo consiguen.
Una vez se lo quitan uno de los agentes, la golpea dos veces en la cara. Una fuerza excesiva que el propio sheriff de Los Ángeles ha condenado asegura "que es completamente inaceptable" y ha apartado del cuerpo al policía que la agredió.