Una marea multicolor ha marchado por las calles deNueva York siguiendo el mismo recorrido del Orgullo LGTBI de 1970 para exigir la igualdad de derechos y decir no a la comercialización y al acoso del Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Con banderas arcoiris delcolectivo LGTBI y de franjas azules, rosas y blancas de las transexuales, gais de Nueva York y Florida, transgéneros de México y de Perú, lesbianas, heterosexuales solidarios, vestidos, semidesnudos o con los más rocambolescos disfraces, todos han marchado con una voz: "la lucha tiene que continuar".
"¿Justicia o grandes empresas?", esa es la elección que había que tomar, dice Bill Bobs, uno de los organizadores de esta marcha alternativa, en relación al desfile oficial del Orgullo que arrancará en Nueva York y que está patrocinada por grandes compañías.
Ann Northrop, otra de las organizadores de esta marcha, asegura que la lucha tiene que seguir e insiste en que, a pesar de que los eventos oficiales del World Pride (Orgullo Mundial) han incluido varios actos políticos reivindicativos, no es suficiente. "Lo han hecho porque se han dado cuenta de que la gente está hambrienta" por continuar la lucha, explica en medio de los miles de participantes que tomaron las calles de Nueva York desde la calle Christopher, donde se encuentra el icónico bar gay Stonewall, hasta el Central Park.
El desfile crítico, "Queer Liberation March" (La marcha de la liberación LGTBI), denuncia las carrozas patrocinadas por corporaciones, la comercialización y la presencia policial de la marcha oficial, que correrá paralela a esta primera que pretende "recuperar el espíritu" de la lucha LGTBI que se redobló tras los sucesos del Stonewall.
Una trans vestida de campesina estadounidense y que se identifica como Tigger cuenta que protesta junto a su marido por los intentos de la Administración Trump de poner trabas al aborto.
Sandra Glazar asegura que participa en esta marcha porque cuando tenía 16 años y tuvo que huir de su casa, una pareja de homosexuales la acogieron cuando serlo todavía era un delito.
También estuvo Jack Lieberman, de 69 años y que en 1970 participó en la primera marcha del Orgullo para conmemorar el primer aniversario de la revuelta que estalló entre clientes y la policía en el Stonewall el 28 de junio de 1969 y que supuso un punto de inflexión en el movimiento LGTBI. "Han pasado 50 años y es importante estar aquí para seguir luchando", dice Liebermann, que marcha cargado de chapas multicolores de solidaridad con el movimiento LGTBI y en contra de Trump.
En inglés, en árabe, en español, el río de participantes exige los mismos derechos, ser tratados por igual. "Es hora de parar los abusos y los atropellos hacia la comunidad trans, la mayoría de las que estamos aquí somos mujeres trans, latinas, inmigrantes e indocumentadas y lo único que estamos pidiendo es protección y que se garanticen nuestros derechos", dice Liam Winslet, de la organización Colectivo Intercultural TRANSgrediendo, del barrio neoyorquino de Queens.
Junto a varias compañeras de distintos países latinoamericanos, Liam insiste en que han decidido participar en esta marcha alternativa porque "el World Pride ha sido y sigue siendo algo comercial, donde la gente ve lo bonito del Orgullopero no se da cuenta de una realidad como esta".