La ultraderecha alemana ha sido la gran triunfadora en las elecciones regionales celebradas en Turingia y Sajonia, quedando en primera posición destacada en la primera región en las que los nazis formaron parte de un Gobierno allá por 1929, y siendo segundos (por poco) en el otro Estado. En Turingia se han llevado uno de cada tres votos, mientras que los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz no han llegado ni al 10%.
Pese a ganar, lo cierto es que Alternativa para Alemania (AfD) no cuenta con mayorías y existe un cordón sanitario contra la formación para evitar que gobierne. La victoria ha sido respondida con manifestaciones en distintos puntos del país, en las que se han visto bengalas y cánticos contra AfD, mientras sus principales líderes han fardado de victoria.
"Somos, con diferencia, la fuerza más fuerte. Somos el nuevo partido del pueblo en Turingia, eso es una victoria histórica para nosotros y lo que también me enorgullece es que nosotros, como AfD Turingia, somos la primera asociación estatal que logra esta magnífica victoria parlamentaria para la AfD", afirmaba Björn Höcke.
A diferencia de lo que quiere hacer creer, no todos los alemanes que lo han votado son tan nazis como él. Detrás de su victoria hay, sobre todo, descontento con los partidos tradicionales. El máximo responsable de ese poder central es el canciller alemán, del partido socialdemócrata, un Olaf Scholz que reconoce que su partido ha sufrido un auténtico varapalo en las urnas, pero hace un llamamiento al resto de formaciones, con ese cordón sanitario para excluir a los extremistas de derechas de los gobiernos de Turingia y Sajonia.
El guante de Scholz lo recogen los demócrata-cristianos. Han quedado segundos en Turingia y primeros en Sajonia, unos resultados por los que hacen suyo el encargo de formar gobierno en estos dos 'länder'. La tarea va a ser complicada, ya que exige poner de acuerdo desde de los liberales a la extrema izquierda.
Björn Höcke y Sahra Wagenknecht ¿Quiénes son las nuevas caras de la política alemana?
Björn Höcke, líder del partido ultraderechista, fue condenado dos veces por utilizar un conocido lema nazi en sus apariciones públicas. Su mensaje es tan radical que ni Meloni ni Le Pen lo han querido en su grupo en el Parlamento Europeo. Con un discurso anti islam y anti inmigración, Höcke es una de las figuras más polémicas de la formación.
Incluso su propio partido ha intentado expulsarlo en varias ocasiones, teniendo entre sus discursos polémicos mensajes xenófobos: "El Islam es realmente incompatible con nuestros valores, con nuestra forma de vida. El Islam tiene una patria que es Oriente y, si se quiere, el África negra, pero no Alemania o Europa".
Antes dar el salto a la política, Höcke era profesor de secundaria en un instituto. Y ahora su partido, cercano al partido nazi, ha sido la fuerza más votada en Turingia. Precisamente en ese estado del este de Alemania, fue donde gobernó por primera vez la formación de Adolf Hitler.
El otro rostro que ha reventado el tablero político alemán es Sahra Wagenknecht, una política que sobre el papel es de izquierdas pero que tiene un marcado discurso antiinmigración y situado cerca de Vladímir Putin. Ella ha sido la tercera más votada tras la ultraderecha y los democristianos.
Apodada por los medios alemanes como la 'Madonna del neocomunismo', Wagenknecht es la otra estrella política en ascenso dentro de ese país. Líder de una alianza creada este año y al que ella misma da nombre, sus ideales combinan propuestas de extrema izquierda y extrema derecha.
Por un lado, ofrece restricciones a la inmigración, un plan de desglobalización, la oposición a las políticas verdes y dejar de apoyar militarmente a Ucrania porque, asegura, no fue Putin quien empezó la guerra. Por otro, propone una redistribución de la riqueza, defiende la economía social y apoya a la mediana empresa familiar.
"No me gusta que un partido en el que hay nazis se haga fuerte", aseguró en una intervención. Wagenknecht militó de joven en el Partido Comunista de Alemania Oriental, pero acabó saliendo de él hacia otro partido, el de 'La Izquierda', donde fue miembro del Consejo Directivo, e incluso, eurodiputada en 2005. Y en 2009, pasó al Bundestag, donde actuaba como portavoz económica de ese grupo.
Tras diversas polémicas, forma su propio partido, que ahora podría ser la llave para futuros gobiernos en el este alemán. En su tejado está mantener el histórico cordón sanitario a la otra extrema derecha.