Pocos dudan ya de la gran ofensiva del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en Rafah, el sur de Gaza donde están desplazados más de 1,4 millones de palestinos. En cuanto a sus motivos, no parecen ser solo la aniquilación de Hamás. Lo que busca es conseguir lanzar una operación a gran escala sobre Rafah que mantenga su Gobierno.
Así lo explica a laSexta Noticias Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor especializado en Estudios Árabes y Hebreos de la Universidad Complutense de Madrid. "Sabe que si no lo hace, perseguido, se acaba su vida política", añade el experto.
Ahora, la ratonera se vuelve contra él y de perseguidor pasa a ser perseguido porque la Corte Penal Internacional, supuestamente, "puede emitir" la próxima semana "la orden de búsqueda y captura contra el propio Netanyahu". Netanyahu huele su final pero ha decidido no irse solo y atravesará una y otra vez cualquier línea roja.
Este domingo una simple viñeta lo explica todo: La gran mentira. Chema Vera, director de Unicef España, explica que en Rafah hay 600.000 niños y niñas en la ciudad de Rafah. "Estos niños y niñas ya se han desplazado unas cinco veces. Les han dicho que hay un lugar seguro, pero no lo hay", denuncia Vera.
Y ahora vuelven a huir, pero esta vez hacia ninguna parte. "Los tanques están muy cerca y no sabemos a dónde ir", dice una niña gazatí, mientras otro niño asegura "es la cuarta vez que se tiene que mover, de un lado a otro y siempre en la calle".
Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) explican que en la zona donde Israel quiere concentrar a los gazatíes, Al Mawasi, no es humana ni segura. "Es la costa, allí no hay agua potable ni posibilidad de saneamiento". Un caos humanitario pero perfectamente organizado con un único fin: "Echar de allí a la gente y hacer una tierra donde no se puede vivir". Mientras, vayan a dónde vayan, no habrá nunca paz sobre sus cabezas.