Los intercambios de disparos entre Hizbulá e Israel han aumentado la tensión en la frontera del Líbano, mientras el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha lanzado una amenaza directa a sus vecinos del norte. "Una vez finalizada la fase intensa en Gaza, trasladaremos parte de las fuerzas al norte. Y lo haremos", ha declarado Netanyahu.

Israel ha señalado el aeropuerto de Beirut como un objetivo clave, acusando a Hizbulá de utilizarlo para almacenar armas iraníes, según informó 'The Telegraph'. Para Líbano, esta infraestructura es vital, y su destrucción podría tener graves consecuencias humanitarias. "Si se queda sin aeropuerto, Líbano no tendrá forma de importar productos. Sería grave a nivel humanitario", ha advertido Blas Moreno, codirector de 'El Orden Mundial', en declaraciones a 'Al Rojo Vivo'.

El ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, se ha desplazado a Washington para intentar convencer a sus aliados de apoyar la fase 'C' de la guerra, una ofensiva en Líbano. Sin embargo, en la Casa Blanca, la idea se considera arriesgada. "Hizbulá es una milicia mucho más poderosa que Hamás. Tiene misiles para alcanzar todo Israel y cuenta con el apoyo de milicias en Siria, Irak y Yemen, que se sumarían gustosas a la batalla contra Israel", ha señalado Moreno.

Si Netanyahu decide atacar, se enfrentará a un ejército moderno, con 50.000 efectivos y un arsenal considerable. Hassan Nasrallah, líder de Hizbulá, ha dejado claro que su grupo está preparado para responder sin restricciones. "En caso de que se imponga una guerra, la resistencia luchará sin restricciones, reglas y límites", ha afirmado Nasrallah.