Niños y niñas en primera línea de fuego, utilizados como un arma más de guerra Michael Davies fue uno de ellos con sólo 16 años y ha quedado marcado de por vida.
"Se me apilan las imágenes en la cabeza: niños matando a niños; madres muriendo a mis pies... y me saca de quicio", relata este exniño soldado, trabajador social y también activista.
Menores convertidos en máquinas de matar, casi zombies a base de drogas. "Los mandos les drogan para que no sientan nada, para que no se acuerden del hambre o de que les están apuntando con un ama, para que todo les importe un bledo", añade Michael.
Criaturas forzadas a matar o morir muchas veces ante la pasividad de las autoridades internacionales, denuncia Michael, obligado a luchar más de cuatro años en Sierra Leona. "Forzados a combatir, a hacer lo que sea para seguir con vida", lamenta.
Ejércitos, rebeldes, paramilitares... también usan las violencias sexuales para someter a estos niños y niñas. Es una aberrante y despiadada realidad alarmantemente al alza. Un informe de Save The Children muestra los peores países del mundo para ser niño.