Tras la caída del gobierno francés
La nueva crisis de gobierno sume en el caos a una Francia aún sin primer ministro
¿Por qué es importante? Macron aún no ha anunciado quién será el sustituto de Barnier. Aunque la Constitución francesa no marca tiempos sobre ello, sí que es políticamente incorrecto que un gobierno censurado esté semanas en funciones.
Caos, incertidumbre, debacle, crisis histórica... Son solo algunas de las palabras que ha utilizado la prensa francesa para definir la tensión que vive ahora mismo Francia tras la dimisión del primer ministro francés, Michel Barnier, por la moción de censura contra él que salió adelante gracias a los votos de la izquierda y la extrema derecha.
Entre todo este caos, con un descontento que no solo inunda las calles, sino también las portadas de las revistas y las televisiones, aún se desconoce quién será el próximo primer ministro francés. Se habla de varios nombres, pero hay uno que suena con fuerza: François Bayrou. Es el alcalde de la localidad de Pau, fue ministro de justicia y en las últimas horas se ha reunido con Macron en el Eliseo, según confirman medios franceses.
Finalmente se ha cumplido lo que se esperaba, y este jueves Macron no ha anunciado quién será el próximo primer ministro. En un discurso en el que se ha dirigido a la nación, Macron ha asegurado que lo hará "en los próximos días" y ha acusado a la extrema derecha y la izquierda de "unirse" para "elegir al desorden". "La extrema derecha y la extrema izquierda se han unido en un frente antirrepublicano", ha comentado el presidente francés.
Lo cierto es que Macron no tiene mucho tiempo para decidir quién será el sustituto de Barnier. Aunque la Constitución francesa no marca tiempos sobre ello, sí que es políticamente incorrecto que un gobierno censurado esté semanas en funciones.
Tensión en Francia
Y mientras Macron meditaba este jueves sobre a quién nombrar como primer ministro, los funcionarios se han lanzado a las calles para protestar contra la situación de la administración. Una decadencia que, denuncian, se agravaría todavía más con los presupuestos ideados por Barnier. Presupuestos que, hay que recordar, provocaron la moción de censura que ha acabado finalmente con él.
Ha sido una jornada intensa para Macron en el Elíseo marcada por las reuniones clave que ha tenido. Una para recibir y aceptar la dimisión de Michel Barnier; y la otra, que puede ser reveladora, con el posible nuevo primer ministro francés, que sería el cuarto en solo un año.
Esta nueva crisis de gobierno tiene sumida a Francia en el caos. Apenas 24 horas después de que saliera adelante la histórica moción de censura, este jueves los palos le han llovido a Macron por todos lados. La prensa habla a toda página de debacle, de crisis histórica, de caos e incertidumbre, y del triunfo de los extremos a diestra y siniestra.
Macron evita dimitir
En la calle el descontento con Macron es palpable. Por su parte, Macron ha reconocido durante su discurso a la nación que sabe que "algunas personas se sienten tentadas a culparme por esta situación". "Es mucho más cómodo", ha indicado el presidente francés, quien, pese a las críticas, ha descartado dimitir.
Aunque precisamente la extrema derecha no le pide dejar su cargo, sino que le apuntan como "responsable" del caos y el bloqueo político que vive Francia tras la moción de censura.
Todo esto se produce a tan solo unos días de un acontecimiento que va a poner el foco de todo el mundo en París: la reapertura de la catedral de Notre Dame tras cinco años de trabajos de restauración. Al maratón de actos que se inicia este sábado acudirán decenas de jefes de Estado -entre ellos Donald Trump- y multitud de personalidades del mundo de la cultura. A estos, además de Macron y su mujer, acudirá Barnier en representación del gobierno, lo hará en funciones como lo indica el protocolo.