El viaje de quienes en las últimas semanas han ido llegando a España, huyendo del terror de la guerra en Ucrania, ha sido largo, pero una vez en territorio seguro por fin muchas de ellas se pueden abrazar con sus familias españolas.
Las imágenes e historias que dejan son sobrecogedoras. Una de ellas es la de Irina, que de pequeña venía a España a pasar los veranos, y ahora llega con su hija tras escapar de Irpin, donde ha estado dos semanas viviendo en un búnker.
La emoción de todos, ucranianos y familias españolas al saber que ya están a salvo, se palpa en el recibimiento. Como explica a laSexta una de estas madres de acogida, al conocer lo que estaba sucediendo en Ucrania no dudó en ponerse en contacto con la asociación con la que en verano acogía a una niña para poder sacarla del "infierno" que viven allí.
En tren, en autobús con diferentes escalas, en coches de particulares o incluso en avión, así es como llegan los miles de refugiados estos días. La ONG Open Arms, por ejemplo, ha cambiado su habitual barco por un avión que ha fletado para embarcar a 200 ucranianos: ,adres solas con sus hijos, familias enteras o personas mayores.
De madrugada llegaban a Guissona, en Lleida, y entre aplausos han puesto fin a un largo viaje. Aunque para ellos el llegar aquí puede suponer un descanso después de semanas viviendo un auténtico horror, para los voluntarios que los van a acoger en sus casas comienzan semanas de mucho trabajo, así como para las traductoras que les ayudaran en todo en sus primeros pasos en España, para que puedan integrarse y comenzar una nueva vida aquí.
De Málaga a Polonia para llevar ayuda humanitaria
Las iniciativas solidarias de españoles durante las últimas semanas no han cesado. En Málaga, un grupo formado por siete bomberos, un policía nacional y dos voluntarios ha recorrido 3.300 kilómetros en cuatro furgones cargados con más de tres toneladas de material humanitario.
La expedición puso rumbo a la frontera polaca en una experiencia que califican de "complicada y difícil", como lo es la guerra. El material que han transportado es el que reclamaban directamente las asociaciones que operan en la zona, sobre todo ropa de abrigo, calzado y material sanitario.
Una vez descargada toda esa ayuda, el viaje de vuelta lo han hecho acompañados de once ucranianos, que gracias a la asociación Maydan han conseguido reunirse con sus familiares en Málaga.
A los bomberos que han encabezado este viaje les sorprenden la entereza de todos, pero en especial la de los más pequeños, a quienes en un viaje de dos días no se les ha escuchado quejarse.
Ya en Málaga, estos refugiados han llegado a su nueva casa donde afortunadamente sus familias les ayudaran en este nuevo comienzo.